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Eso no sirve allá, como no le sirva al demonio para hacer de las suyas... Se la arranca usted, ¿ o no? Hágalo por , para que yo me quede tranquila». Fortunata volvió a tener la llamarada en sus ojos, al modo de un reflejo de iluminación cerebral, y en su cuerpo vibraciones de gozo, como si entrara alborotadamente en ella un espíritu benigno.

¡Ah, ! concluyó el médico que sin duda se vio amagado por una historia patológica de la familia de mi tío; , el doctor Brown era un gran práctico. En este momento se acercaban los otros colegas. Habían terminado su examen e iban a celebrar consulta. Poco tendrían que decir de la enferma; tal era su estado de gravedad. Según opinión unánime, era una hemorragia cerebral en su más terrible forma.

Con este pretendiente, que es un vanidoso cerebral, se debe emplear un «no» oscuro, nebuloso, para aumentar el mar de sus propias confusiones. Detesto los noveleros, los hombres que carecen de naturalidad. Son, además, peligrosos, porque siempre andan a caza de complejidades sentimentales.

Me ha dicho esta mañana Ballester que tiene algo de reblandecimiento cerebral. Ofrecíase a hacer compras de que doña Lupe tenía necesidad, e inventaba menesteres que motivaran una salidita. La taimada viuda de Jáuregui comprendió que una sujeción absoluta sería perjudicial, y empezó a darle libertad.

Ulises miró su buque con cierta extrañeza, como si volviese á él después de un largo viaje. Lo encontraba con aspecto diferente; surgían ante sus ojos detalles que nunca habían atraído su atención. Recapituló en una síntesis, que fué como un relámpago cerebral, todo lo que había ocurrido en menos de dos semanas.

Pero la conversación fue larga y no terminó hasta muy entrada la noche. A la mañana siguiente, el estado del enfermo se resentía del esfuerzo cerebral que había hecho para poner a Juan al corriente de la situación; la fiebre aumentó, y María Teresa empezó a inquietarse seriamente. Martholl, cuando vino a hacer su visita habitual la encontró en esta triste disposición de espíritu.

En atencion á estos datos, es fácil distinguir la adinamia arsenical de la de acónito, opio, etc..... porque en el arsénico se une á la ataxia desde el principio ó antes de los fenómenos de reaccion mas graves, y en el acónito es debida á una simple plenitud que detiene esta reaccion, y que en el opio depende de la congestion cerebral.

Desde hacía algún tiempo venía consagrando toda la fuerza de estos lóbulos a la resolución de un problema magno, el mismo que había anunciado vagamente a su yerno como algo que el mundo debía de acoger con asombro y aplauso. Este problema, hora es ya de revelarlo, no era otro que el origen del pensamiento. El ingenioso Sánchez, a la hora presente, sabía de un modo perfecto la geografía cerebral.

El padre Ambrosio había sido atacado de una congestión cerebral, y el médico que le asistía lo participaba a Amparo. Entonces comprendí por qué Amparo había salido de casa con tal precipitación. Yo salí del mismo modo, y recorrí en algunos minutos la distancia que separaba mi casa de la del exclaustrado.

A nadie se le ocurrió tomar acta de haberse encontrado junto al paje muerto una fuente de plata del servicio de mesa de la reina. Los médicos declararon que, según los vestigios que quedaban en el cadáver, el paje había muerto de repente á consecuencia de un ataque cerebral.