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El insultado clérigo, pocas horas después de recibido el agravio, se dirigió a la Catedral y se puso de rodillas a orar ante la imagen de Cristo, obsequiada a la ciudad por Carlos V. Terminada su oración, dejó a los pies del Juez Supremo un memorial exponiendo su queja y demandando la justicia de Dios, persuadido que no había de lograrla de los hombres.

Se apoderaban de la llave de las bóvedas y entraban en este lugar misterioso, al que únicamente subían los obreros de tarde en tarde. La catedral era fea y vulgar vista desde arriba. En sus primeros tiempos habían quedado las bóvedas de piedra al descubierto, sin más remate que una calada barandilla de aéreo aspecto.

Salía de la sombra la inmaculada blancura de la catedral toledana, la nitidez de su piedra, que hace de ella el más alegre y hermoso de los templos.

Salió del escritorio, cerrando la puerta con el llavín, que guardó, y se fué por la acera de la izquierda, que seguía siempre con lluvia o con buen tiempo, a tomar el tranvía en la esquina de la Catedral.

Alleluia. ¡, , aleluya! ¡aleluya! le gritaba el corazón a ella... y el órgano como si entendiese lo que quería el corazón de la Regenta, dejaba escapar unos diablillos de notas alegres, revoltosas, que luego llenaban los ámbitos obscuros de la catedral, subían a la bóveda y pugnaban por salir a la calle, remontándose al cielo... empapando el mundo de música retozona.

Estaba en la nave de mi catedral: he notado anoche en el ala del Norte de mi catedral una cosa muy chocante; he modificado la librea del suizo, etc. Y bien, señorita dijo el doctor, en tanto que barajaba las cartas, ¿ha trabajado usted en su catedral desde ayer? ¡Cómo no, doctor! Y he tenido una idea muy feliz.

Y después que los dos hombres entraban en el templo, cerraba las puertas por fuera, alejándose. Corno los días eran largos, aún quedaban dos horas de luz cuando los guardianes entraban en la catedral. Toda la iglesia es para nosotros, compañero decía el otro vigilante.

Por lo pronto aquella afabilidad era desprecio. ¿Qué había pasado en la catedral? ¿Qué hombre era aquel don Fermín que en una sola conferencia había cambiado aquella mujer? Todo esto pensó en un momento, irritado, con vehemente deseo de salir de dudas y vacilaciones. Pero nada le salió al rostro.

El historiador y político Felipe de Commines, que vino á Castilla con embajada de Luis XI al mismo D. Enrique, cuenta en sus Memorias que este tenia una guardia compuesta de 300 ginetes africanos. Memorias referentes á la historia de la catedral desde el reinado de D. Enrique II hasta el de Cárlos I: desde la construccion de la Capilla Real hasta la ereccion del crucero nuevo. Año 1371.

Y murmuró en voz baja: «¡Qué país!, ¡qué religión!» . Pero ¿podréis decirme añadió con aquella insoportable ironía, con aquella insolencia de que hacen uso los incrédulos, con los que creen y están de buena fe , podréis decirme por qué está colgado del techo un cocodrilo, en aquel corredor de la catedral, cerca del patio de los Naranjos, entrando por la puerta a la derecha de la Giralda? ¿Sirve también la catedral de museo de historia natural?