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¿Estáis distraída, Marta? observó el intendente . Decidme, querida amiga, ¿escribiréis esta tarde para que os manden de Bruselas los papeles necesarios? ¿Haréis lo posible, a fin de que no perdamos un instante en celebrar nuestro casamiento? , replicó la viuda cuya mirada se encontraba irresistiblemente atraída por el cofre de hierro.

Ella, ¡pobrecita! había sido, como su padre, la inocente víctima del ingenioso aventurero Dawson y del joven bribón y sin escrúpulos que había sido su instrumento, los cuales la habían persuadido, por medio de engaños y de amenazas, a que consintiera en ese fatal casamiento, con el fin de poseer, después, toda la enorme fortuna de Blair.

¿Que la vengarás? ¿y cómo? Valiéndome de ti. ¡Ah! creo que también te vales de otra persona. ¿Del rey? cierto que . Su majestad no puede ver á don Juan desde que sabe que le ama doña Clara. Y anoche, que fueron las bodas, no durmió. Sabe además su majestad que Quevedo ha tenido gran parte en ese casamiento, y no puede ver á Quevedo. ¡Por eso me ha mandado prenderlos!

La señora Angustias recordaba con orgullo los días de gran fiesta, cuando Juan la hacía ponerse el pañolón de Manila, la mantilla de casamiento, y llevando los niños por delante marchaba a su lado, con blanco sombrero cordobés y bastón de puño de plata, dando un paseo por las Delicias, con el mismo aire de una familia de comerciantes de la calle de las Sierpes.

Y esto y todo un tropel de imágenes pasaban ahora como a trasmano de su vida; porque al renunciar a su dicha, había renunciado también al deseo de la vida y del mundo. El casamiento con Muñoz era eso, un acto de renunciamiento. En verdad no se arrepentiría nunca de su decisión.

Maximiliano comunicó a Olmedo sus planes de casamiento encargándole el mayor sigilo, porque no convenía que se divulgasen antes de tiempo, para evitar maledicencias tontas.

Papá era de opinión, para que no se pudiera siquiera sospecharlo de querer obtener ese casamiento por medios desleales, de comprometerse definitivamente por una promesa, y mamá decía: «como decía «» a todo lo que no tenía relación con las jaleas o las confituras.

Estaba en la situación más favorable a su deseo que pudo soñar mujer amante: para ella querer era poder, y en vez de fijar el día del casamiento, constantemente lo aplazaba, cuándo con astucia, cuándo con energía, ya fingiendo prolongar la vanidosa satisfacción de verse deseada, ya mostrando recelo de que al ser poseída mermase la vehemencia del amor que había inspirado, ya negándose clara y resueltamente.

La gratitud es un noble sentimiento murmuró el aya, la cual, previendo que Mathys trataría de justificarse, ponía toda su atención en discernir de sus palabras la verdad y la mentira. Margarita me engañaba, sin embargo prosiguió el intendente . Tenía un fin secreto, y quería poseer su fortuna después de su muerte. El mejor medio de conseguirlo, era el casamiento, según ella.

A pesar de que aunque no hubiera sido asi, bastaba solamente la posesion del fruto de su casamiento para que hubiese tomado mas incremento su acendrado cariño. No tuvo para sus estados el mejor éxito haber nacido hembra; pero sin embargo, como eran queridos los padres, fue apreciada la hija.