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Todo pues era júbilo, Pecson mismo se olvidaba de sus pesimismos viendo á la Pepay enseñar sonriendo una cartita; Sandoval y Makaraig se felicitaban mútuamente, solo Isagani permanecía algo frío y apenas se sonreía. ¿Qué le había pasado al joven? Isagani, al entrar en el teatro, vió á Paulita en un palco y á Juanito Pelaez conversando con ella. Púsose pálido y creyó que se equivocaba.

Que el negocio se malogra, porque , pues también puede suceder, y queda uno en descubierto y en situación poco airosa: A ver, una cartita de recomendación o una simple tarjeta, es más sencillo, al director A. o B.; que le den lo que necesite, de orden superior.

Pues pasó tiempo, y al año de casados, un día, de repente, plaf... entras en mi cuarto y me das una carta. ¿Yo? , una cartita que trajeron para . La abro, me quedo así un poco atontado... Me preguntas qué es, y te digo: «Nada, es la madre del pobre Valledor que me pide una recomendación para el alcalde...». Cojo mi sombrero y a la calle.

Isabel acudió a su padre, quien mandó a doña Tula una cartita diciéndole que no era aquello lo convenido, que se había prometido sacar al mundo a su sobrina para averiguar su vocación y que se la tenía prisionera, peor que en el colegio; que aquello daría mucho que hablar en Sevilla, y que le rogaba, para evitar murmuraciones, que le concediese alguna libertad.

Ya comprendo. ¿Y esa puerta existe? ¡Pues no ha de existir! Yo la he visto, yo respondo de todo: me encargo de averiguar cuándo salen las arpías, de llevar la cartita y de facilitar el paso.... No es mala idea dijo el militar y, sobre todo, mala ó buena, yo la he de llevar á cabo. ¿Y qué haremos para que esa lechuza de Coletilla no nos estorbe? Coletilla no nos estorbará.

Al punto se abalanzó hacia el pequeño bulto D. Paco, y observándolo y recogiéndolo, dijo: ¿Una cartita, eh? La ha arrojado un hombre. Inés, que se acercó de nuevo a la reja, exclamó con terror: ¡Doña María, doña María viene ya! Se quedaron muertas, petrificadas; pero con presteza extraordinaria las tres empezaron a ordenar los objetos, para que cada cosa estuviese en su sitio.

Aquella mañana había recibido una cartita de un teniente de la Guardia Civil que decía: «Mi querido Capellan: Acabo de recibir del comandante un telegrama que dice: español escondido casa Padre Florentino cojera remitira vivo muerto. Como el telegrama es bastante espresivo, prevéngale al amigo para que no esté allí cuando le vaya á prender á las ocho de la noche. Suyo afmo. Perez.

Cuando dices que me amas, cuando recuerdas que eres amado, eres dichoso, y entonces amas la vida. ¿No te sientes feliz cuando haces algo bueno, cuando socorres a un necesitado, cuando enjugas una lágrima o das una palabra de consuelo? Pues yo , y también, también, porque eres bueno. Por eso te quiero, por eso te amo. «La última parte de tu cartita me dejó muy contenta de .

Veíanse trajes caprichosos y románticos, que no admitían clasificación; uno de noche estrellada, otro de tulipán, otro de paloma viajera con una cartita al cuello. Los hombres en general no llevaban disfraz: vestían la larga y desairada levita, que sólo salía a relucir en ocasiones como ésta.

Pero si no lo conozco... ¡Ay, madre Larín!... ¿Quisiera usted escribirle una cartita... deux mots, recomendándome?... Dígale usted cuáles son mis deseos, lo que yo quiero a mis hijos, la sencillez con que procedo siempre... Así me escuchará con benevolencia... Usted me conoce bien, madre Larín... ¡Soy tan desgraciada!... ¡Se tiene de un concepto tan falso!...