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Un poco de perfume embalsama el aire, parece que nos suaviza el pulmon, que refrigera nuestra sangre y que da aliento á nuestro espíritu. Pero luego que el perfume es demasiado, luego que carga ya el ambiente, ahoga.

Los judíos españoles vieron cercano el instante de quebrantar sus cadenas; i asi comenzaron á cobrar aliento, de la misma suerte que aquellos que caminan llevando sobre sus hombros un grave peso. Luego que rinden la carga que los fatigaba, ni piensan en los trabajos pasados, ni en el descanso presente, i solo reciben contento con el placer de que ya respiran con toda libertad sus corazones.

No le escaseaba reprimendas; pero la víctima era yo, que tenía las piernas y los brazos dislocados. Las mulas de carga, rendidas por una ascensión penosa, se echan al suelo inmediatamente que los arrieros, que las guían a pie y a gritos, dan la voz de alto.

Escúchase un redoble: La infantería inmoble Sus armas descargó. Y al ver sus bayonetas «Á la carga, cornetasZacarías gritó. Y todos enristraron Y en pos de él se arrojaron Sus lanzas á estrellar. ¿El plomo y la metralla, El foso y la alta valla Su furia detendrá? Proteja Dios al fuerte Que va á retar la muerte Cargando con valor! Y si caer le toca, Caiga como una roca Con ímpetu y fragor.

, mucha, muchísima; ¡Dios mío! vos lo sois todo para ; sin vos no quiero nada... sin vos... sin vos, la vida es para una carga insoportable. Pero cenemos, don Juan, cenemos. Si vos cenáis dijo sonriendo don Juan , cenaré yo. Tenéis razón; más fácil sería que una gota de agua horadase una roca, que el que yo pudiese pasar un solo bocado.

Que es cuanto se ha podido adquirir, con acuerdo y uniformidad de las declaraciones del capitan, sus pilotos y tripulacion. Y ahora, como ha sucedido el naufragio y pèrdida de la embarcacion y su carga, que valia lo menos 10,000 pesos, se está tratando de otro armamento para seguir la expedicion

Ahora bien; vuecencia comprenderá que sobre carga la responsabilidad del envío á Segovia de don Francisco. No importa: si el duque de Lerma os hace cargo, decidle que habíais entendido la orden de llevarle á Segovia. Su excelencia tiene muy buena memoria. Y bien: todo puede reducirse á que os despida, y á que si ahora sois secretario de mi padre, lo seáis después mío. ¡Oh, noble condesa!

Hay otros que llamaremos «intrépidos», muy expeditivos en sus procedimientos, que quieren llevar las cosas a paso de carga, hombres impacientes, exaltados, audaces, de sensibilidad tormentosa y hasta huracanada.

Según muchos políticos y estadistas españoles, entre los cuales cita el Sr. Merchán á D. Francisco Silvela, en un discurso que pronunció en el Congreso el 12 de Febrero del año pasado, Cuba, desde hace tiempo, es una carga para España. Contra esto se encoleriza extraordinariamente el Sr. Merchán y siente herida su vanidad de cubano.

Contiene su marcha y se purifica contorneando los cabos arenosos, pero se precipita con furia contra los altos ribazos, los mina por la base y se carga nuevamente de materias extrañas. De curva en curva y de una á otra ribera, alterna en su trabajo; deja en la derecha lo que ha tomado en la izquierda: el ritmo de los meandros se completa por el del trabajo.