United States or Spain ? Vote for the TOP Country of the Week !


Si lo fuese, te diría cuatro frescas, y con motivo; ¡orgulloso! ¡pelambre! ¡golfo con pretensiones!... Pero no te enfades. Te digo esto porque llevo la careta puesta, y porque antes nos han hecho beber un poquito allá arriba. ¡Pobre Feliciana! ¡Pobres mujeres!... Los hombres habéis arreglado las cosas de tal modo, que nosotras tenemos que callarnos y reventar de pena si es que no nos adivinan.

Salimos, por fin, de aquella casa, y no pude menos de soltar la carcajada al oír a un máscara que a mi lado bajaba: ¡Pesia a ! le decía a otro; no ha venido; toda la noche he seguido a otra creyendo que era ella, que hasta se ha quitado la careta. ¡La vieja más fea de Madrid! No ha venido; en mi vida pasé rato más amargo. ¿Quién sabe si el papel de la otra noche lo habrá echado todo a perder?

Recordaba Ana, como si acabara de oírlas, frases de su padre y de aquellos señores: «el clero corrompía las conciencias, el clérigo era como los demás, el celibato eclesiástico era una careta». Todo esto que había oído sin entenderlo volvía a su memoria con sentido claro, preciso, y como otras tantas lecciones de la experiencia.... ¡Querían corromperla!

Yo te prometo que saldremos de dudas. ¿Qué vas a hacer? Poco he de poder, o despejo la situación. En la primer conversación que tenga con Tirso, le quito la careta. ¡Veremos quién lleva el gato al agua! En seguida avivaron el paso, separándose al llegar cerca de la calle de Botoneras, donde se despidieron, quedando Millán algo esperanzado con la intervención ofrecida.

En cambio, si quiere entrar en la política, o si es aristócrata, se compra unos floretes, unas zapatillas y una careta y se inscribe en una academia de esgrima. En Inglaterra no existe el honor caballeresco, y en Barcelona, tampoco. Un barcelonés puede ser un hombre muy digno y hasta un hombre muy sinvergüenza sin necesidad ninguna de tener honor; pero no así un madrileño.

Soy tu lavandera, ¿no me has conocido? respondía el joven. ¡Oh, mi lavandera no es tan pícara como ! La careta me hace ser pícara; sin careta soy muy inocente. Vamos, máscara, dime quién eres; has conseguido interesarme... si me lo dices, prometo guardarte el secreto. El joven se obstinaba en sostener que era la lavandera; ambos se reían de aquel disparate.

Pues hasta mañana. ¿Pasado mañana en San Bernardino? ¡Diez onzas diera por un billete! Ya que sin respeto a mis lectores me he metido en estas reflexiones filosóficas, no dejaría pasar en silencio antes de concluirlas la más principal que me ocurrió. ¿Qué mejor careta ha menester don Braulio que su hipocresía?

Lo mismo fue verla Maximiliano, que se turbó cual si le hubieran sorprendido en un acto vergonzoso. «¿Qué buscas aquí, chiquilla sin vergüenza?». Por toda contestación, la rapaza le enseñó medio palmo de lengua, plegando los ojos y haciendo unas muecas de careta fea de lo más estrafalario y grotesco que se puede imaginar. , bonita te pones... Lárgate de aquí, o verás...

La fuerza me arrolló, sentíme herido, pero seguí a la patria hasta el Calvario. En pró del bien no rehuyó el holocausto, ni desertó del culto al patriotismo. Yo amo tanto a mi patria pueblo infausto que la erijo en altar mi pecho mismo. ¡No soy vil...! Yo odio la careta fea con que oculta su crimen el malvado. Que me diseque el corazón y vea si lo tengo corrupto o inmaculado.

El maquillaje es al semblante lo que éste es á la idea: algo que lo reanima, que le plasticidad y relieve, una especie de careta ó de «segundo rostro», que, unido al primero, al rostro real, coopera á la «materialización» perfecta, acabada, del pensamiento del autor.