United States or Sint Maarten ? Vote for the TOP Country of the Week !


Luego que entró Juanita en su cuarto, cerró los puños con cólera, se echó boca abajo en la cama y sollozó con; amargura.

Y decide construir en un templo de Roma una suntuosa capilla, a la cual dota de espléndidos ornamentos para que el Señor sea llevado con decoro. Y así ha vuelto a sosegarse su espíritu, y ha continuado viviendo silenciosa, pobre, caritativa. Cuando ha muerto no tenía más que una mísera cama y cincuenta reales. Y ella ha dispuesto en su testamento que todo esto sea para los pobres.

Julián se apresuró a ponerse el levitín, murmurando: Otra vez haga el favor de dar dos golpes en la puerta antes de entrar.... Conforme estoy a pie, pudo cuadrar que estuviese en la cama todavía... o vistiéndome. Miróle Sabel de hito en hito, sin turbarse, y exclamó: Disimule, señor.... Yo no sabía.... El que no sabe, hace como el que no ve.

Madame Duval y la mucamba estaban en la alcoba de la muerta, y ésta yacía tendida en la cama, pálida, inmóvil y hermosa. La última sonrisa plegaba aún suavemente sus labios. Sus ojos estaban cerrados, como si los tuviese así para ver interiormente con el espíritu prodigios y visiones de más altas esferas. Aquella extraña mujer había premeditado el suicidio desde mucho tiempo antes.

La sotana, azotada por las piernas vigorosas, decía: ras, ras, ras; como una cadena estridente que no ha de romperse. Sin saber cómo, De Pas había pasado delante de la fonda de Mesía. «Sabía él que don Álvaro estaba en casa, en la cama.

Gonzalo recordó que aun no le habían curado el vejigatorio puesto el día anterior. Tiró violentamente del cordón de la campanilla. Estaba tendido en el lecho boca arriba, mirando los arabescos del techo. La estancia bien esclarecida por los dos balcones que tenía. No se hallaba en su alcoba, sino en el despacho, donde le habían puesto una cama el día primero que se sintió mal.

Debí regalarte una cama, pues nos has servido bien, querías mucho á mi mujer, quieres á mis hijos, y en tantos años que entras aquí jamás nos has robado ni el valor de un triste clavo. Pues bien: si entonces no se me pasó por la cabeza socorrerte, ahora

Estaba mucho más anheloso que por la noche, más azulado de color, más vidrioso de mirada, y, sobre todo, muy atormentado por la tos y muy inquieto en la cama. Miré a Neluco, que le estaba pulsando, y leí en su cara sombría la confirmación de mi diagnóstico. De pronto, nos dijo él con voz tenue y silabeando casi las palabras por no alcanzar a más sus alientos: Hoy no me gusto pizca, muchachos.

Pero a Mozart lo salvaba su carácter alegre; porque era un maestro en música, pero un niño en todo lo demás. A los catorce años compuso su ópera de Mitrídates, que se representó veinte noches seguidas; a los treinta y seis, en su cama de moribundo, consumido por la agitación de su vida y el trabajo desordenado, compuso el Requiem, que es una de sus obras más perfectas.

Poco después yacía aletargado en una cama con visibles apariencias de bienestar. Al fin, durmió profundamente. A la misma hora que esto pasaba, una joven llegó a la puerta del establecimiento.