United States or Guernsey ? Vote for the TOP Country of the Week !


¡Qué desgracia!... ¡Qué dolor!... dijo turbada. ¡Pero hay, sin embargo, que tener fuerza suficiente para resignarse al destino!... Doctor agregó, volviéndose hacia Bérard, que se acercaba en ese momento al Príncipe. Desearíamos retirar de allí el cadáver... ¡Me figuro a ratos que la pobrecilla sufre en el suelo!... Y a toda esta gente, ¿no se la podría pedir que se alejara?

No experimentó ni sorpresa ni pesar. La sangre le subió hasta el cerebro y todo concluyó. Su cabeza no era más que una jaula abierta de la que la razón había volado. Pasó las últimas horas de la noche apoyado sobre un cadáver que se enfriaba gradualmente. Cuando le Tas fue a ver si su hermosa prima se había despertado, oyó a través de la puerta un grito estridente como el canto del grajo.

Retiróse á una soledad, en donde pasó el resto de sus días en prácticas piadosas y en ejercicios expiatorios, muriendo en olor de santidad. Un escritor de esa época refiere que, á su muerte, tocaron por mismas las campanas, y que, al dar sepultura á su cadáver, sucedieron otros milagros.

En su testamento puso la extraña cláusula de que su cadáver había de inhumarse en un sepulcro ignominioso, en el Pradillo de los ajusticiados.

Entonces, D. Alonso se retiró, tan pálido como el cadáver de su amigo, que yacía mutilado en el piso del alcázar. Cuando bajó mi amo, el comandante quedó solo arriba, con tal presencia de ánimo que no pude menos de contemplarle un rato, asombrado de tanto valor.

A las once y media llegaron los coches de luto. En el primero de ellos entraron Amaury y el doctor que, rompiendo con la costumbre que no permite a los padres seguir el cadáver de sus hijos, quiso formar parte del cortejo fúnebre. Llegaron a la iglesia, cuyas naves, coros y capillas, estaban enteramente adornados con blancas colgaduras.

Recorriéndolo, fijaba Lucía la vista en la fachada correspondiente a la casa de Artegui, de una de cuyas ventanas salía una mano pálida que le hacía señas. ¿Era mano de hombre o de mujer? ¿era de vivo, o de cadáver?

Don Mariano, que al oír el grito se había precipitado en la alcoba, el rostro encendido y los cabellos erizados, quiso separar a su hija del cadáver. ¡Sepárate, hija del alma, ya no tienes madre!

Y su aspecto era tan torvo y sombrío, que Peñálvez no se atrevía a hablarle... Al rato volvió Pepa, jadeante, arrastrando el cadáver. Arrojolo sumisa a los pies del Chucro, dicióndole en un tono de ternura ilimitada: Aquí está. El Chucro le repuso: Dejalo ahí. Se levantó, sacó el facón y se dirigió a Peñálvez.

Ferpierre, desconcertado y confuso ante aquel misterio, discutía estas y otras cuestiones con el juez de paz en la villa, la misma tarde de la catástrofe, después de haber ordenado la traslación del cadáver a la sala de autopsias, y el embargo de todos los papeles que se encontraron en la villa Cyclamens.