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[Nota 182: Como recuerda el señor Bonilla, llamaron los Siete Durmientes «a siete hermanos que se dice sufrieron martirio en

A los ejemplos que transcribe el señor Bonilla podrían añadirse otros, éste, verbigracia del Entremés de los invencibles hechos de Don Quijote de la Mancha, compuesta por Francisco de Ávila, publicado en 1617, y reimpreso en 1905 con prólogo y notas de don Felipe Pérez y González: «MUJER. Estánme echando todos bernardinas, pidiéndome imposibles por momentos. VENTERO. ¿Qué os piden, por mi vida?

Las hijas del famoso Bonilla, importador de pañolería y después banquero y extractor de vinos, casaron: la una con Sánchez Botín, propietario, de quien vino la generala Minio, la marquesa de Tellería y Alejandro Sánchez Botín, la otra con uno de los Morenos de Madrid, co-fundador de los Cinco Gremios y del Banco de San Fernando, y la tercera con el duque de Trastamara, de donde vino Pepito Trastamara.

Amén de esto, en 1902, don Adolfo Bonilla y San Martín daba a la estampa en la Revista de Aragón diversas poesías de Luis Vélez, las más de ellas inéditas hasta entonces, y de las cuales hay especialmente cuatro las cuatro primeras llenas de indicaciones muy interesantes para la vida de su autor, razón por la cual en 1908 las reproduje anotadas, con otra inédita, en la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos.

Como el señor Bonilla, «procuro pecar antes por carta de más que por carta de menos, por lo cual a veces he explicado palabras y giros que podrán parecer a los eruditos de muy llana inteligencia.

De El Diablo Cojuelo, única de las obras de Vélez que ha conservado para su nombre alguna parte de la amplia popularidad que disfrutó en vida, se han hecho en nuestros días, amén de tal cual edición corriente, dos eruditas y anotadas. Ambas se deben a la vasta cultura y harto probada laboriosidad de don Adolfo Bonilla y San Martín, ventajosamente conocido en el campo literario y en el filosófico.

Convienen ambos investigadores en esta última creencia, pero no en lo demás; porque si en opinión de Pérez y González la novela fué escrita después de febrero de 1636 y antes de mayo de 1639, a juicio de Bonilla, Vélez empezó a escribirla después de febrero de 1637 y la terminó hacia julio de 1640 . No creo que el poner en claro este punto, siendo corto, como lo es, dentro de la ordinaria duración de la vida humana, el tiempo comprendido entre unas fechas y otras, merezca el ímprobo trabajo que echaron sobre estos denodados eruditos .

Unas advertencias, para terminar. «Vélez de Guevara, como Quevedo notó el señor Bonilla , es un escolástico del idioma. No hay que perder una sola de sus palabras, no hay que confiar en el valor directo de cualquiera de sus frases, porque lo mejor del cuento pasaría quizás inadvertido.

Sólo el muy familiarizado con los secretos del habla podrá darse cabal cuenta de las bellezas de una obra semejanteExactísimo todo ello, y porque lo es y a los más de los lectores falta esa extremada familiaridad a que se refiere el señor Bonilla, no podían buenamente pasar sin nota muchas de las frases que no la tienen en sus ediciones.

Tanto don Adolfo Bonilla como don Felipe Pérez indagaron con prolijidad cuándo hubo de escribir su obrita Vélez de Guevara, y si la escribió seguidamente, o a trozos y aun con largos intervalos entre unos y otros capítulos.