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Pero todo hombre tiene el deber de cultivar su inteligencia, por respeto a propio y al mundo. Lo general es que el hombre no logre en la vida un bienestar permanente sino después de muchos años de esperar con paciencia y de ser bueno, sin cansarse nunca.

No hay necesidad absoluta de que florezcan á un mismo tiempo las galas del ingenio y el bienestar material de un país; aquéllas, como lo muestra la experiencia, pueden sobrevivir á ésta, ó despedir sobre sus ruinas los últimos destellos. Tan cierto es lo que decimos, que, en este conflicto del espíritu con los obstáculos exteriores, se fortificó aún más aquél y tomó más poderoso vuelo.

Todas esas gentes parecen contentas con su suerte. A popa, delante del camarote, había un gran balde lleno de agua llovida, donde la tripulación calmaba la sed, y recuerdo que, apurado el último buche, cada uno de esos pobres diablos sacudía su escudilla con un ¡ah! de satisfacción, una expresión de bienestar tan cómica como enternecedora.

Otras veces, cuando el maestro experimentaba una sensación de bienestar animal con un libro en la mano junto á la estufa roncadora, viendo á través de la vidriera la tarde gris y lluviosa, se presentaba de repente el discípulo: ¡Pronto... á la calle! Va á venir una mujer.

Pero esa persona se decía que llegaría el día en que podría hacer algo por aumentar el bienestar de su hija sin exponerse a las sospechas. Entretanto, ¿lo mortificaba mucho la imposibilidad en que estaba de darle a aquella niña sus derechos de nacimiento? No sabría decirlo. Eppie era bien atendida.

Yo he hecho a la Virgen una promesa sagrada: he prometido que si da la vista a mi primo he de recoger al pobre más pobre que encuentre, dándole todo lo necesario para que pueda olvidar completamente su pobreza, haciéndole enteramente igual a por las comodidades y el bienestar de la vida. Para esto no basta vestir a una persona, ni sentarla delante de una mesa donde haya sopa y carne.

Un anciano, á quien encuentra sin darse á conocer, le ofrece alojamiento en su casa por la noche, y lo lleva á su habitación, sin aparato, pero espaciosa y demostrando el bienestar de su dueño.

Me parecía ser el juguete de una ilusión, de un encantamiento sin nombre ni semejanza, en cuyas sombras, luminosas vagaba la espléndida imagen de Colombia; pero luego, al sacudir el mágico estupor me decía: No! esto es todo verdad; es la realidad del progreso; es la fotografía admirable de este ser múltiple, imperecedero, divino, conducido por la mano de Dios en su peregrinación al través de los siglos, que tiene por nombre HUMANIDAD, y que va elaborando dia por dia, momento por momento, sobre la faz entera del globo, esa inmensa obra de luz, fuerza, vida y bienestar que nos protege á todos y se llama la CIVILIZACION!...

Porque no exigimos demasiado de la vida; porque no suspiramos en pos de una felicidad alambicada. Es opinó la marquesa porque solemos tener todas las aficiones propias de nuestra edad. Es dijo Rita porque cada uno hace lo que le da la gana. Es observó la condesa porque nuestro hermoso cielo derrama el bienestar en nuestro ánimo.

¡Ah! exclamé yendo hacia ella en actitud amenazadora, ¿me has hecho traición dos veces?... No me respondió sin bajar los ojos; le he preguntado sencillamente por qué me había preferido siendo pobre, a ti que eres rica... ¡Ah!... Jamás me respondió, me hubiera casado con una mujer que tuviese fortuna... Quiero que mi esposa me lo deba todo, lo mismo su bienestar que su amor...