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No hace aun veinte años el río pasaba casi besando la entrada misma de la cueva, pero poco á poco se va retirando de ella como se va olvidando su memoria entre los indios. ¡Bonita leyenda! dijo Ben Zayb, voy á escribir un artículo. ¡Es sentimental!

Aquella mañana había gran fiesta, como dijo Marieta de Fontenoy cuando al entrar con Lorenza Margillier vió á Tragomer que estaba fumando un cigarrillo en el cuarto de Maugirón. ¿Dónde está el dueño de la casa? dijo Lorenza echando descuidadamente el sombrero en un sofá y besando amablemente á Tragomer. Está poniéndose guapo. Y bien, Marieta, ¿no me dice usted nada?

Se imaginó el príncipe á Martínez persiguiendo á Alicia con sus deseos de enamorado. «Lo mataré: debo matarlo», dijo mentalmente. Pero su cólera homicida sólo duró un instante. Pasaron por su memoria las diversas escenas del duelo: él besando la mano del oficial, en un arrebato de inexplicable humildad, que le atormentaba como un remordimiento. ¿Qué hacer ahora?

Y se abalanzó al rostro del enfermo, besando la sudorosa frente. Pero la máscara barbuda y lívida que asomaba por el embozo de las sábanas permaneció inmóvil. El viejo prorrumpió en sollozos. Se acabó.... Esto es cosa hecha. Ya me lo ha dicho uno de los médicos, pero necesitaba verlo para convencerme.

Salió Fernando; tomó el fuelle. Miró por el agujero. Ichtaber estaba besando la mano de la chica; entonces le apuntó a ella con el fuelle y metió por el agujero del tabique una corriente de aire de mal olor. Cuando Fernando miró después, Ichtaber el Chato estaba con la mano en sus diminutas narices y la muchacha lo mismo.

Á pesar de los rabiosos esfuerzos de las zagalas para desasirse, de sus gritos y de sus insultos, los infames sátiros las estuvieron besando hasta que se saciaron.

Cuando esté en Rosalinda, no olvide usted ni una sola de mis recomendaciones... Y ahora, hijo mío, como no sabemos si hemos de vernos otra vez, venga a ... Tomó a Simón entre sus brazos, le apretó con fuerza contra su pecho, y tuvo este abrazo tan comunicativos ardores, que el joven se sintió conmovido a su vez y besó a Francisco tantas cuantas veces le iba éste besando también...

¡Oh, las doce!... Ya es hora de que descanses y de que yo me recoja; hasta mañana, Clara. Di á la camarera mayor que me recojo. Adiós, señora dijo doña Clara doblando una rodilla y besando la mano á la reina. Margarita de Austria la alzó y la besó en la frente.

De vez en cuando, pocas vedes, la cogía doña Andrea en un brusco movimiento en sus brazos, y besando con locura la cabeza de la niña rompía en amarguísimos sollozos. Leonor, silenciosamente, humedecía en todo este tiempo la mano de su madre con sus besos. De España se trajo pocas cosas don Manuel, y doña Andrea menos, que era de familia hidalga y pobre.

Frotó repetidas veces la cara contra el lienzo, percibiendo un cosquilleo gratísimo que le penetraba hasta el alma. Gozaba con todo su cuerpo, como si mil bocas la estuviesen besando a un mismo tiempo. Se dejó estar un largo rato quieta, perdida en un sueño feliz, celeste, sacudida por leves estremecimientos de una dulzura tan grande que le hacía daño.