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Dijérase que en tal barrio no vivía criatura humana. Parecía aquello, más que realidad de los tiempos presentes, engendro fantástico de un poeta de 1838, de un Espronceda, de un Zorrilla, de un García Gutiérrez.
De allí es de donde sale para distribuirse de barrio en barrio, de calle en calle, por las casas y por los pisos, por conductos y ramificaciones infinitas y sobre la gran superficie habitada.
Aventurado sería determinar cuál de los cuatro es el héroe de la tradición, y en esta incertidumbre puede el lector aplicar el mochuelo a cualquiera, que de fijo no vendrá del otro barrio a querellarse de calumnia. El tal almirante era hombre de más humos que una chimenea, muy pagado de sus pergaminos y más tieso que su almidonada gorguera.
Antes de pasar más adelante, debe saber el lector que desde tiempo inmemorial, existe entre los mareantes de la calle Alta y los de la del Mar, barrios diametralmente opuestos de Santander, una antipatía inextinguible. Cada barrio forma cabildo aparte, y no han querido para los dos un mismo patrono.
Y llegando a vista de San Clemente el Real, que estaba en el camino, a mano izquierda, convento ilustrísimo de monjas, que son señoras de todo aquel barrio, y de vasallos fuera dél, patronazgo magnífico de los Reyes, fundado por el santo rey don Fernando porque el día de su advocación ganó aquella ciudad de los moros , le dijo el Cojuelo a don Cleofás.
Sólo quiere ir con los señoritos ricos, y las gentes del barrio y toos los probes de Seviya que eran sus amigos y le ayudaron cuando empezó se quejan de él, y el mejor día le van a armar una bronca en la plaza por desagradesío. Aquí entra el dinero a espuertas y no es fácil contarlo. Ni él mismo sabe nunca lo que tiene; pero yo lo veo too.
Iban juntos hacia su barrio y a veces el uno dejaba al otro en la puerta de su casa, sin cesar de charlar hasta el momento en que venía el sereno a abrir. Si la noche estaba buena, solían darse una hora más de palique vagando por las calles. ¿De qué hablaban aquellos hombres durante tantas y tantas horas?
El marino, bajo el peso de su fracaso y de las extraordinarias libaciones, se sumió en un mutismo enfurruñado. En el barrio de Chiaia se separaron. Ferragut, al quedar solo, sintió con más fuerza los efectos de la embriaguez que le dominaba, una embriaguez de sobrio, con la sorpresa fulminante de la novedad. Por un momento tuvo la mala idea de ir á su buque.
El domingo pasao tuve yo que ir a trabajar medio día, porque había prisas, y luego le yevé al señor Pepe unas pruebas a su casa; y como era domingo, y yo, aunque me esté mal el decirlo, soy corneta del batallón de Voluntarios de la Libertad de mi barrio, fui de uniforme, pá no tener que andar dos veces el camino.
Lintianac quiere decir rayo, y es la imprecación más fuerte que conoce el indio. Viga se llama en bicol á una raíz farinácea de la familia de los gabes que abunda en Catanduanes. Las hojas de esta farinácea son grandísimas sirviendo á los indios de paraguas. El pueblo que nos ocupa tiene un barrio llamado Napó, contando con el vecindario de este, un total de 2.960 almas de las que tributan 1.378.
Palabra del Dia
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