United States or Morocco ? Vote for the TOP Country of the Week !


A las ocho de la mañana sale vestido ya y ceñido, prendido y ajustado: ni una mota, ni una arruga lleva el frac: la bota es un espejo: el guante blanco como la nieve: la corbata no hace un pliegue: el pelo rizado, mejor diremos pintado: en todos los conciertos, en todos los bailes, en el paseo, en la luneta, erguido siempre, bailando, coqueteando. ¿Nunca se descompone, nunca se ensucia? ¿Qué secreto posee? ¿No le crece nunca la barba?

Pues en lo que toca a mujeres, tenía seis hijos y preñadas dos santeras. Al fin, de los mandamientos de Dios, los que no quebraba hendía. Vino Polanco haciendo gran ruido, y pidió su saco pardo, cruz grande, barba larga postiza y campanilla. Andaba de noche de esta suerte, diciendo: «Acordaos de la muerte, y haced bien para las ánimas...», etc.

Entre las sinagogas amas estó bien aposentado me dan muy buenas camas é placer é agasajado. Mas cuando viene el alva, un rabí de una grant barba oygolo al mi diestro lado. Mucho en antes que todos viene un grant judío tuerto, que en medio de aquesos lodos el diablo lo hubiese muerto; que con sus grandes bramidos ya querrian mis oidos estar allende del puerto.

De allí a dos días dijo el duque a don Quijote como desde allí a cuatro vendría su contrario, y se presentaría en el campo, armado como caballero, y sustentaría como la doncella mentía por mitad de la barba, y aun por toda la barba entera, si se afirmaba que él le hubiese dado palabra de casamiento.

Aunque se atusó gravemente la preciosa barba y metió dos o tres veces los dedos por la rizada selva de sus cabellos, masticando algunas generalidades, comprendí que sabía tanto como yo sobre el particular. Fui con él a su cuarto y examinamos los libros donde se declaraban. Allí vi que mi adorada pronto estaría en edad de casarse con quien quisiera.

-Digo que tienes razón -dijo don Quijote-, y que así puedes llevar a tu barbero; que los usos no vinieron todos juntos, ni se inventaron a una, y puedes ser el primero conde que lleve tras su barbero; y aun es de más confianza el hacer la barba que ensillar un caballo.

Eran las ocho de la noche y entraban los primeros concurrentes. No me hable usted de la juventud, señor don Ramón, la juventud del día no sirve para nada decía a mi tío un caballero flaco, de cuarenta años largos, con una fisonomía garabateada por la barba y las arrugas del cutis. Tiene razón, doctor, los jóvenes no sirven para nada.

Comenzaron a partir suspiros y exclamaciones de los grupos de mujeres. Don Carmelo miró al primer oficial que seguía acariciándose la barba. Güeno, niños; será más tarde. A la noche os iréis nadando.

Su cara, enfundada en copiosa barba negra y revuelta, mostraba por entre tanto áspero pelo dos ojos desiguales, el uno vivísimo, dotado de un ligero movimiento rotatorio, el otro fijo y sin brillo; más abajo, y puesta como al acaso, una nariz ciclópea; más arriba una frente lobulosa, que estaba pidiendo algunos golpes de escoplo para ser como las demás frentes humanas; ítem, una cicatriz sobre la ceja derecha, resultado, según decía, del beso de una bala...

Ejemplo del General convertido en Santo por la gracia de un cortaplumas, que ha borrado un excelentísimo señor, sustituyéndolo con un San Antonio ó San Andrés, es muy común, y menos mal que al pobre General lo hicieron Santo, pues si hubiera hecho falta una Santa, conforme rasparon el nombre, lo hubieran hecho con el bigote y la barba.