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¿Para qué querrá doña Clara á Quevedo? dijo para sumamente pensativa y contrariada doña Catalina ; pero ¡bah! añadió ; él me ama, me ama, y es leal. Esto debe ser parte de ese enredo que no comprendo. Cuando salga de la audiencia con el rey, pasará precisamente por la galería. Voy á esperarle; Dios quiera que no se entretenga mucho con su majestad.

Todo lo que había en casa muere; sólo quedamos vos y yo. ¡Bah! ¡bah! dijo Montiño guardando en los bolsillos de sus gregüescos la carta de su hermano , no nos aflijamos antes de tiempo; vuestro tío Pedro ha estado dos veces á la muerte, y una de ellas oleado y con el rostro cubierto. Pero á la tercera va la vencida dijo el joven. A la tercera...

Vamos, juraría yo que ha conocido usted á algún muchachuelo ... Eso no tiene nada de particular, hija mía: para eso es la juventud. Eso no tiene nada de particular. ¡Bah! no se ponga usted encarnada. Por las llagas de Jesucristo, que no me enfado yo por eso ... no.

Llamo al garçon, y le digo que se habian olvidado sin duda de poner las maderas á los balcones, y que una de las vidrieras no cerraba. El garçon se sonrió compasivamente. Hace cuarenta años, me dijo, que este hotel existe; tal como está hoy estuvo siempre, y todavía no se cuenta que haya sucedido la menor tentativa de robo. ¡Bah! no tenga usted miedo.

Con el señorito Gabriel que tuve algún trato; lo que es con las señoritas... buenos días y buenas noches, cuando las encontraba en los pasillos. Luego ya fui al Seminario.... ¡Bah, bah! ¿Tiene usted gana de cuentos...? Harto estará usted de saber cosas de las chicas. Basta su madre de usted para enterarle. ¿Acerté?

Pronto se dice; pero del dicho al hecho.... ¿Regalos? ¡Vaya unos regalos para un hijo de Sobrado! ¡Sortijas de plata, ramos de a dos cuartos! ¡Bah, bah! Ya se sabía en lo que paraban ciertas cosas.

Por tu culpa: ¡ aprobabas todo lo que ella te decía! ¡Bah, eran fantasías propias de su edad! ¿ lo crees? Eran caprichos de una déspota insoportable. , pero ¡qué corazón y qué sinceridad! ¡Jamás una mentira salió de sus labios! ¡Qué hermosa mirada resplandecía en sus ojos cuando se le corregían sus faltas!... siempre leves.

¡Bah! respondió la abuela, ya salió la gran palabra... Por agradecimiento querrías permanecer a mi lado para cuidarme, para endulzar mis dolores, para alegrar mis últimos años. Pero yo, por deber, no quiero tal cosa. Mi deseo es que te cases y pronto. ¿Entiendes? , entiendo tu abnegación.

¡Bah! nada de emoción dijo el notario con expresión de mal humor; eso me quitaría el apetito y acaso perturbara al muchacho, que probablemente no sospecha nada y va a venir a comer según costumbre. Sin embargo, él tampoco estaba muy tranquilo, y cuando vio al fin a su ahijado, ahogó un suspiro de alivio. Carlos estaba tranquilo, casi risueño.

Pues porque estaba preso, y por saber que le han soltado y que al verse suelto se ha venido á la corte, son hablillas y la admiración de todos. ¡Bah! dijo el padre Aliaga. Se asegura que va á haber variación en el consejo y en la alta servidumbre. ¿Porque ha venido don Francisco? Dicen que anoche estuvo don Francisco en palacio. Bien, ¿y qué?