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Bien sabía Dimmesdale, hipócrita sutil, aunque lleno de remordimientos, de qué modo se consideraría esta vaga confesión.

Preso sea el malsin que tal se alaba; pues aunque él se bendice, en mal acaba. . . . Acechador violento en las aldeas cual oso hambriento embiste al inocente: sus ojos, sin temer que los veas, atalayan, cual leon de lo eminente de su gruta, á las míseras plebeas gentes que asalta audaz cuanto inclemente, pues lisonjeando hipócrita, abatidos coge en la red, rebaños de afligidos

No tardó, como es consiguiente, en leérmelos, encerrándose para ello previamente en un cuarto retirado, donde a su sabor descargó la conciencia del grave cargo de ciento y tantas composiciones en todos los metros imaginables, aunque sus predilectos eran los sáficos y adónicos. Los dísticos, compuestos de exámetros y pentámetros, también le gustaban sobremodo.

Desechaba también la idea, algo cómica, pero más que posible, de que el mismo D. Casimiro, por circunstancias análogas, podría tener menos derecho que Clarita á la herencia, aunque toda fuese vinculada; de que D. Valentín, su padre ó su abuelo, podrían también no haber tenido derecho, y de que sólo Dios sabe, aunque tal vez el diablo no lo ignore, por qué arcaduces subterráneos y por qué intrincados caminos ha venido á cada cual lo que por herencia disfruta.

Las mujeres, los niños y los eclesiásticos, como no pueden defenderse, aunque sean ofendidos, no pueden ser afrentados; porque entre el agravio y la afrenta hay esta diferencia, como mejor Vuestra Excelencia sabe: la afrenta viene de parte de quien la puede hacer, y la hace y la sustenta; el agravio puede venir de cualquier parte, sin que afrente.

Aunque sonreí al leer el billete amoroso, no dejó de causarme sensación dulce y amable, que muy pronto hizo sitio a otra melancólica, al recordar que me estaban prohibidas para siempre tales aventuras.

Era evidente que Braulio había engañado a su mujer diciéndole que Paco le llamaba. ¿La habría engañado también diciéndole que iba al lugar y yéndose a otra parte o quedándose de oculto en Madrid? ¿Con qué propósito, Braulio, que era veraz, aunque muy reconcentrado o metido en , habría forjado tales mentiras?

Don Quintín sonreía y callaba, esperanzado con tomar secreta venganza de tan ofensivas frases, a falta de Mariquilla, en brazos de Carola, aunque no fuese más que una o dos veces por semana. Lo peor era que, sorbido por el amor, se cuidaba muy poco del estanco.

Todos los forasteros, por consiguiente, aunque estaban muy agasajados en el Cenobio y tratados a qué quieres boca, se aburrían de muerte y ansiaban salir de allí para gozar de plena libertad aunque tuviesen que sufrir trabajos. El mismo Morsamor empezaba a cansarse. Dispuso su partida, pero antes de despedirse de Sankarachária, le hizo una última pregunta y le pidió un favor.

Al golpe rudo, inesperado, violento, anulado el sentimiento, insensible, inerte, mudo quedóse, y luégo, sañudo, vuelto en , con la voz fiera, ¡Venganza gritó aunque muera en mi venganza mi amor! ¡Ay madre de mi dolor! ¡jamas á mi Leila viera!