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Y hablo así, porque no avisaremos á nadie nuestra llegada; que, de lo contrario, bien podríamos asegurar que allí tenemos al padre alcalde, y no sólo al padre, sino al abuelo y al bisabuelo....., dado que conocemos en Salamanca al Sr.

Por otra parte, puedo asegurar que en todo este tiempo no se ha separado ni un momento de durante el día. Y no mentía. Cecilia trabajaba en el gabinete de costura al lado de su madre, y hasta en los paseos que solía dar por el parque jamás Enrique se encontraba a solas con ella. Conste, además, que él no buscaba ocasión para acercarse.

Aquella tarde Chacón abrazaba y besaba tiernamente á su hija, que, al ver llorar á su padre, lloraba también sin saber porqué. El coronel tenía un proyecto, el único que podía darle alguna esperanza de asegurar en lo futuro el bienestar de Clara. Había resuelto entrar en campaña, avanzar en su carrera y seguir á la nación en aquella crisis, seguro de que le pagaría sus servicios.

La jardinera sonrió, y sus palabras atravesaron con lentitud el silencio de la tarde agonizante. Tranquilícese, don Sebastián. Yo he visto muchos santos en esta casa, y valían menos que usted. Por asegurar su salvación hubiesen abandonado a los hijos. Por mantener lo que llaman la pureza del alma habrían renegado de la familia. Créame usted a : aquí no entran santos; hombres, todos hombres.

Podría ciertamente sacrificarle Kisseler y mucho más; pero soy viejo, amigo mío, y he recibido hace poco una dura advertencia, y debo asegurar el porvenir de esa pobre niña. Tiene algunos bienes, a los que se añadirán después los míos; es bonita y tiene bastantes cualidades para que no le falten los partidos. Es deliciosa exclamé.

Algunos hombres de buen ingenio, reflexîonando sobre la fuerza natural de raciocinar, observaron, meditando mucho en ello, el modo como el entendimiento procede con mas acierto en la formacion de los raciocinios. De esta observacion nacieron las reglas; y la junta de estas reglas formó el Arte; porque así como la observacion atenta de las obras de la naturaleza ha dado motivo para establecer máxîmas constantes en la Física, del mismo modo la observacion atenta de lo que executa el entendimiento raciocinando, ha dado fundamento al Arte Lógica. Es, pues, la Lógica artificial Arte de descubrir la verdad por el raciocinio. Como hoy los Filósofos se han extraviado mucho de la verdadera Lógica, es preciso aclarar mas este asunto. No es lo mismo la razon que el raciocinio: distínguense entre , como que la razon, aunque incluye raciocinio, se extiende á otras cosas que no lo son. Las primeras verdades, ó primeros principios del entendimiento humano son la razon fundamental de todas las cosas, y estos no pueden probarse por sylogismos, porque no hay otras verdades que puedan servir de premisas para formarlos; y si las hubiera (ademas de que no fueran ellas las primeras), serian menester otras para probar aquellas, y así seguiría hasta el infinito. Las verdades primitivas de cada ciencia particular pertenecen á la razon, y no al raciocinio. Así que el asegurar que la nieve enfria, que el fuego calienta, y las leyes primitivas, esto es, mas simples que guarda la naturaleza, observadas por nuestros sentidos, dan fundamento al juicio para formar las primeras nociones de que se compone la buena experiencia, la qual está fundada en la razon. De principios establecidos con la recta razon se forman los buenos raciocinios: por donde estos, así en la raíz; como en la extension, se han de considerar como fundados en la razon, aunque en cierto modo diferentes de ella. Conviene tambien entender, que cada Arte científica tiene sus propios principios, y verdades fundamentales por donde se gobierna; de modo, que el que no esté instruido en ellas, nunca se debe tener por períto en aquel Arte. La Teología natural (nombre que daban los Gentiles á sus discursos sobre la naturaleza de Dios) mira como principios las luces primitivas del entendimiento sobre la Divinidad: la Teología christiana, sin despreciar la Teología natural, añade por principios lo que Dios ha revelado por las Divinas Escrituras, y por la viva voz que conserva la Iglesia en las tradiciones Apostólicas. La Jurisprudencia tiene por verdades fundamentales lo que el entendimiento descubre tocante al Derecho Natural y de Gentes, y las Leyes justas que los Príncipes establecen en sus Dominios respectivos. La Física en todos sus ramos tiene por verdades fundamentales lo que llega á saberse de la naturaleza por racional experiencia. La

Bien decía don Adrián que el balandro era la borrachera de su hijo... Como Nieves había tratado a muy pocos hombres y a esos pocos muy superficialmente, no se atrevía a asegurar si abundaban los que se componían de elementos tan incongruentes como los de Leto; pero abundaran o no, no podía dudar ella que Leto era un mozo muy raro... Por supuesto, que hablando de él con su padre, con el de Nieves, no le había comunicado todas estas observaciones, porque no le parecieran demasiado y la llamara reparona... De todas maneras, raro o no raro, guapo o feo, que esto la tenía a ella sin cuidado, Leto había sido una gran adquisición, porque era un estuche de cosas, cabalmente de las que más le gustaban a ella; y era preciso conservarle y sacar de él todo el partido posible... Era de creer que con la frecuencia del trato fuera él adquiriendo mayor confianza en mismo; y de este modo, lo que en aquellos momentos le parecería al pobre chico carga pesada tal vez, por razón de su cortedad, llegaría a resultarle lo contrario... Entonces, satisfecho él... gozosa ella... todos contentos y entretenidos... Rufita González... escribir a Méjico... Leto mar afuera... Nachito con enaguas... ella huerita y pintando... ¿qué cosa?... ¿con quién?...

¿Que tenga estas ideas sobre la especie masculina?... ¡Ah! suspiró Francisca cómicamente, yo puedo asegurar que los hombres no valen nada, puesto que... Puesto que no se casan contigo añadió Genoveva. lo has dicho respondió Francisca imperturbable. ¿Sabe usted lo que a los mejores les gusta más en nosotras? No contestó la de Ribert divertida a pesar suyo. Nuestros defectos.

¡Buena manera de alentar a los pobres! Es que yo quiero asegurar tu suerte. Amparo había dejado de comer, y noté que había perdido enteramente su tranquila confianza; que estaba preocupada, disgustada, pesarosa de haber ido a almorzar conmigo. Soy rico, muy rico; sobrino de un grande de España que no tiene hijos, ni los tendrá probablemente; heredaré sus rentas y su grandeza.

Para asegurar el éxito de estas tragedias regulares, puesto que de otro modo, por su único mérito, hubiera sido difícil conseguirlo, contribuyó eficazmente el célebre actor Isidoro Máiquez, de quien trataremos ahora expresamente.