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Este acomete, en efecto, su arriesgada hazaña, pero es herido delante de las puertas, y observa con dolor que los caballeros cristianos han clavado en una de ellas con sus puñales un cartel de desafío. A su vuelta á la ciudad es agobiado por las reconvenciones de su amada á causa de su cobardía.

Esta situacion á la verdad arriesgada, le obligó á Orellana á pedir algun socorro al capitan de granaderos del regimiento de infanteria veterana de Lima, D. Ramon de Arias, y al coronel de milicias, D. José Moscoso, que con un destacamento de 500 hombres habian salido de Arequipa, y se hallaban á solas nueve leguas de distancia: pero unicamente le contestaron que no tenian órdenes de sus gefes para franquearselo, ni menos quisieron remitirle las municiones y víveres que solicitó comprarles, en el caso de que retrocediesen prontamente; como lo ejecutaron, dejando á Orellana en el centro de aquellas provincias sublevadas, sin mas recursos que los que tenia dentro el corto recinto que ocupaba, donde quedó solo, porque el Gobernador Moya se vió precisado á pasar á Arequipa para curarse las resultas de la herida que habia recibido en el muslo, en el ataque del dia 11 de Marzo.

Esta canal hace fácil y poco arriesgada su navegacion á este rio, su entrada y salida casi con todos vientos, sin atender á otra cosa que á las mareas: lo que no sucedia antes, pues era preciso combinar estas con los vientos, y estos debian ser favorables en el único punto de la pleamar, cuya circunstancia eternizaba las embarcaciones, que fondeadas de la parte de adentro iban á entrar, pues no concurriéndoles en aquel punto de la pleamar viento favorable, permanecian fondeadas afuera.

La fortaleza entre tanto nos pareció asaltada por la gente de la ciudad que Hamet había enviado contra ella. Quiso entonces don Jorge dar a la fortaleza algún auxilio, me consideró más capaz que nadie para tan arriesgada empresa, recibí sus órdenes y lancé al agua el esquife en que me habéis visto venir.

Llamábase Julián Hernández y se le conocía por Julianillo, era mozo astuto y ardientísimo partidario de la reforma, con lo cual puede suponerse el contacto frecuentísimo y estrecho en que estaba con todos los iniciados. Bien por comisión ó bien de propia iniciación llevó Hernández á cabo una empresa que, por ser entonces en extremo arriesgada, tal vez se confió á él como más listo y astuto.

Algunos llevaron su audacia, sin dejar la capa, a extender sus correrías de caballeros pobres hasta las puertas de la misma capital de la provincia, y por fin, D. Diego, el padre de Emma, el genio superior de la familia sin duda alguna, entró en la ciudad sin miedo, fue estudiante emprendedor y calavera, y al llegar a la mayor edad y tomar el grado, cambió de carácter, de repente, se hizo serio como un colchón, abrió cuarto de estudio, acaparó la clientela de la montaña, aduló a los señores del margen, magistrados serios también y amigos de las fórmulas más exquisitas, hizo buena boda, salió de pobre, brilló en estrados con fulgor de faro de primera clase, y, sin perjuicio de ser romántico en el fuero interno, y hasta de escribir octavillas en el seno del hogar, y dejar válvulas de seguridad a los vapores del sentimentalismo en las llaves de la flauta, en que soplaba con lágrimas en los ojos, fue con todo el más rígido amador de la letra y enemigo del espíritu y de toda interpretación arriesgada e irreverente de la ley sacrosanta.