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El gallardo español y La gran Sultana son dos cuadros llenos de los más varios sucesos y animadas descripciones, que si bien á veces nos regocijan plenamente, no nos hacen olvidar que falta orden y concierto en la disposición y arreglo de sus partes.

Le molestaba además ver citado por su familia como ejemplo digno de imitación á este pedante, que sólo conocía la vida á través de los libros y pasaba su existencia averiguando lo que habían hecho los hombres en otras épocas, para sacar consecuencias con arreglo á sus opiniones de alemán.

A los cuatro años cuando aún no sabía escribir, ya componía tonadas; a los seis arregló un concierto para piano, y a los doce ya no tenía igual como pianista, y compuso la Finta Semplice, que fue su primera ópera.

Calló unos instantes el maestro de capilla, como si el nombre de su ídolo le impusiera religioso silencio. Luego continuó: Toda esta avalancha de arte pasó por la Iglesia, y ella, según su costumbre, fue apropiándose lo que era más de su gusto. En cada país tomó el culto católico la música más en arreglo con sus tradiciones.

Un certificado de los médicos bastaba para acreditar su inutilidad momentánea, y el apoderado se pondría de acuerdo con los empresarios de las plazas para resolver las contratas pendientes, enviando un matador de los que empiezan, el cual sustituiría a Gallardo por una modesta cantidad. Aún ganarían dinero con este arreglo.

Celemín dispuso el desafío de manera que uno de los combatientes diera la espalda al foro y el otro al público, y arregló, por medio de ingenioso expediente, los calzones del que daba la espalda al público, para que en un momento dado se le descosiesen por la parte más prominente y rotunda y dejasen al aire ciertas interioridades. Y así fué. Cuando se abrió el pantalón, resonó un aplauso cerrado.

Pero si nos propusiéramos exponer todas las vicisitudes tan divertidas, todas las escenas tan interesantes y todos los momentos críticos, que el autor sabe hacer brotar de tan complicado enredo, ó indicarlo tan sólo ligeramente, necesitaríamos mucho mayor espacio del que disponemos con arreglo al plan de esta obra.

A las 5 a. m. mi vecina se levantó, humedeció una esponja diminuta, se refrescó la cara, sacó el reloj, consultó su itinerario, arregló sus maletas, y como yo hiciera mi aparición en ese momento, me tendió la mano, dándome un gracioso good morning. Cuando el tren se puso en marcha nuevamente, volvió la cabeza y me hizo un saludo con la mano. Me volví al vagón de mal humor.

No es viejo. Apenas tiene cuarenta años. ¡Es más joven que usted...! JESSY. Usted tiene cuarenta y cinco años. He comprobado su edad en la lista de los premiados del Conservatorio. Ahora bien; con arreglo a su teoría, esto equivale a...

Todos pasaban el contenido de los equipajes a los armarios y las perchas, cuidando después del arreglo de sus personas.