United States or Palau ? Vote for the TOP Country of the Week !


Si la justicia quiere ser respetada, es preciso que sea humana. ¡Si no, será arrastrada por el impulso general! ¡Bravo! Marenval, exclamó Vesín, llega usted á ser elocuente. ¡Adelante, héroes! ¡Combatid! ¡Mis votos os acompañen! Usted está retirado de los negocios; la empresa que ahora acomete le entretendrá. Más vale esto que jugar al poker ó que tallar en el baccará.

Así, en infinita procesión, todo lo que baja por la superficie del agua obedece á la atracción del abismo; todos estos objetos se ven desaparecer como rápidas estrías, como pequeñas visiones que desaparecen en el momento de ser vistas; la mirada misma, arrastrada por la pendiente, por ese pasar desordenado de hojas y archipiélagos de espuma, tiende á descender al abismo hacia el cual todo parece marchar, como si fuese allí, en el rugiente pozo, donde debe hallarse la paz.

Otros en baja y temerosa voz, cual si pronunciaran algún conjuro sobre el líquido negro, a quién daban cierto carácter quiromántico los misteriosos ingredientes de que se componía. Estos señores de la capa arrastrada y de los codos sobre la mesa y del sombrero hasta las cejas hundido, eran los arregladores de la cosa pública.

Su antiguo amor no le abandona, y forma el proyecto de robar á Julia del convento; pero cuando ella se inclina á acceder á sus deseos, retrocede él, temblando, al observar en su pecho el signo de la cruz. Julia, entonces, arrastrada de una pasión sensual y censurable, se escapa del convento y sale en su persecución.

Adivino que posee usted dotes naturales. Usted ha sido arrastrada al teatro por una de esas vocaciones irresistibles... JESSY. ¡Quia! ¡No! ¡De ninguna manera...! A no me gusta el teatro... ¡No me agrada mas que el cinematógrafo...! JESSY. Hasta puedo confesarle a usted que el teatro me disgustaba cuando era muchacha honrada... ¡Hace ya mucho tiempo...!

En el momento del arranque, al sentir aquella casa de madera arrastrada por diez mulas frenéticas, como si la impeliese el huracan, la primera impresion es de miedo, de cólera y horror. Arriba, una cueva que se llama cupé, donde empacan á cuatro bultos numerados del género humano.

Sólo mi Joaquina tuvo noticia de ellas. La Condesa era una mujer singular. Arrastrada por la violencia irresistible de su afecto, veía a solas a su amigo, y luego lloraba como la Magdalena, rezaba, abominaba de misma como si se creyese el ser más abyecto y vil, y desesperaba hasta de que Dios la perdonase.

Acordose de la mirada tan profunda, tan extraña, que su antigua manceba le había dirigido ante el Tribunal de la Inquisición, al ser arrastrada de nuevo a la tortura, y pensó en algún terrible aojamiento, cuya influencia pudiera prolongarse durante todo el resto de su vida.

Cuerpo más asistido de cardenales no se conoció jamás, ni persona que en su corta edad, pues no tenía más que veintidós años, aunque representaba treinta, hubiera visitado tan a menudo las prevenciones de la Inclusa y Latina. Almudena la trataba, con buen fin, desde que se quedó huérfana, y al verla tan arrastrada, dábale de tres cosas un poco: consejos, limosna y algún palo.

A media tarde todos se convencieron de que era verdad. El gobierno anunciaba un armisticio, solicitado por los enemigos. La verdulera se encontró de pronto envuelta y arrastrada por una avalancha de gente que parecía rodar hacia el centro de París. Se mostraba frenética de alegría como todos; gritaba como todos.