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Rehecha en Santa-Fé aquesta armada, Camina á Buenos Aires por el rio, Tambien por tierra va gran cabalgada De gente, que no teme sol ni frio: Y siendo ya la cosa bien guiada, A pesar de la tierra y su gentìo, Los unos y los otros allegaron Al puerto Buenos Aires, y poblaron.

Después de haber revuelto cien mil libros De aquesta ciencia enmarañada y torpe, nadie logra saber a las claras lo que es riqueza. Todas las definiciones son discordantes; y resulta que la ciencia empieza por no saber definir, determinar y declarar el objeto de la ciencia misma.

Ni soy río en la corriente Que en la mar he de parar; Que es mi amor el mayor mar, Y ansí es bien que el tuyo aumente. Ni he venido amartelado, Que Dios sabe que has sido Quien de aquesta boca ha oído Amores que te he enseñado. Alegra el rostro y escucha, Volviendo a tu gracia el alma, Que está ya la vida en calma. JARIFA. Y dime, ¿la herida es mucha? ¿Dónde la tienes?

El Capitan, que á todos gobernaba, Fortísimo y valiente era en la guerra: Por aquesta razon le respetaba, Sin su gente, gran parte de la tierra: Y aunque él en estos llanos habitaba, Tenia alguna gente allá en la sierra, Los cuales á su tiempo le servian, Y á su mano y diccion siempre acudian.

Al terminar dice á Rugero las palabras siguientes: Y ansí de aquesta manera, Siendo yo padre, Rey, Partimos la diferencia; Yo no te castigaré; La plebe queda contenta: Yo quedaré siendo padre Y siendo Rey te quedas. Sus partes diversas no corresponden al argumento, ni se observa en los caracteres firmeza ni consecuencia.

Yamandú, dice el perro que se llama, Que arriba ya tratamos su manera, Y que Juan de Garay le quiere y ama, Por donde le encargó aquesta ligera. Que de nuestra venida tiene fama, Y que con la respuesta all

Hoy veré yo tu soberbia, Don Tello, puesta a mis pies. D. TELL. Cuando hubiera mayor pena, Invictísimo señor, Que la muerte que me espera, Confieso que la merezco. D. ENR. Si puedo en presencia vuestra... CONDE. Señor, muévaos a piedad Que os crié en aquesta tierra. FELIC. Señor, el conde don Pedro De vos por merced merezca La vida de Tello.

Tomadla, conde, tomadla matadme con ella vos, que aquesta muerte buen conde, bien os la merezco yo. Apenas hubo acabado de cantar, Stein, que tenía un excelente oído, tomó la flauta y repitió nota por nota la canción de Marisalada.

Llegando á la ciudad al fin Irala, Con grande regocijo es recibido; De Mendoza la muerte le desala El corazon, y entrañas le ha rompido. Tras Abrego con priesa el monte tala, Y á Escaso aquesta causa ha cometido: Mas no le fué en el tiro de su mano, Que un tiro que tiró no sale vano.

En nuestra santa bien conocemos Que pasa desta suerte aquesta cosa; Pues el hereje y malo, de las flores Del Escritura torna en sus errores.