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Sin embargo, no se mata a un hombre, por lo general, a la plena luz del día, con el fin de cometer un robo, que cualquier ratero hábil lo puede hacer sin recurrir a ese medio. Además, si sus enemigos o rivales sabían lo que era o conocían la costumbre que tenía de llevarlo siempre consigo, habrían podido apoderarse de él fácilmente sin asesinarlo.

Á menos que el capitán hiciese una salida temeraria, no lograría el enemigo apoderarse de ella. Si no le molestase... volvió á decir Flora. No, no me molestas respondió con dulzura y sonriendo el capitán. Regalado se va ahora mismo á Langreo. ¿Le envía usted allá? El capitán se puso serio repentinamente.

El reparto se ha hecho mal y entre pocas personas que se han enriquecido. La futura revolución tendrá, pues, por objeto apoderarse de otros bienes y repartirlos con mayor equidad entre todos los pobres. El maestro de escuela, que era liberal e individualista, respondió de este modo: No es exacto que la revolución haya despojado inicuamente de sus bienes a la Iglesia.

Era un tren el suyo de escasos viajeros: un simple coche-dormitorio que por la línea de cintura iba a unirse con el expreso de Portugal en la estación de las Delicias. Cerca de la entrada vio algunos mozos que venían hacia él para apoderarse de sus maletas, y un coche de alquiler inmóvil, con el cochero soñoliento y el caballo husmeando el suelo.

Si aquí no hay tales aldeas, señor interrumpió Marijuán, indócil a la mixtificación. Necio, ¿querrás callar? continuó el francmasón . Yo lo que me digo, y es que todo el afán de Napoleón, después que vió bajar a los rusos, consistía en tomar aquellas aldeas para apoderarse luego de la loma que tenemos enfrente. ¿No le veis?

Confiaba a la acción, con una vehemencia de impulsivo, sus deseos y esperanzas, intentando apoderarse de la mujer, atraerla a él, suprimiendo con el contacto la frialdad que los separaba. ¡Doña Zol! suplicaba tendiendo sus manos. Pero ella, con un simple revés de su ágil diestra, apartó los brazos del torero.

Reunió Perea algunos adeptos, gente de poca monta, pero no tardaron en llegar á oídos de la Inquisición los manejos del portugués, y en los comienzos de 1636 decidieron apoderarse de su persona.

Eran unos tres mil duros, y con esta cantidad pensaba encontrar la salvación. El optimismo tornaba a apoderarse de su ánimo, como una reacción necesaria tras tantas horas de insufrible dolor. Aún tenía salvación.

Estos obraban á su entero albedrío en dar por cómplices en la traicion á cuantos querian: estos confiscaban los bienes sin tener los oidos abiertos á los descargos que pudieran traer en su defensa los acusados; i estos en fin encaminaban todos sus pasos, llevando por guia, cuando no el odio á los hebreos, la codicia de apoderarse de sus bienes.

Hay una fábula muy antigua que es encantadora, se presta a muchas interpretaciones y se la recomiendo. Narciso se enamoró de su propia imagen; no pudo apartarla de sus ojos; no era posible que llegase a apoderarse de ella y murió víctima de la misma ilusión que le había seducido.