United States or Turkey ? Vote for the TOP Country of the Week !


Este, siempre sonriendo, se levantó, atravesó el salón con admirable aplomo y fué á ofrecer el brazo á la cantante. Los dos de pie, en medio de la concurrencia, parecían desafiar la suerte. La altiva frente de Jenny no se bajó y la cantante entró con paso firme en aquel salón, donde sabía que se iba á decidir su porvenir.

Miss Darling se destacaba en aquella sociedad ficticia por una nota muy personal: la sinceridad. Tal como era, así se mostraba, sin ningún cuidado de la opinión ni del efecto que pudiera producir. Cuando le gustaba una cosa, lo decía; y tampoco disimulaba lo que le inspiraba desprecio. Tenía lo que más falta en esta sociedad indecisa y flotante a pesar de su aplomo afectado: la solidez.

Eso no, madre gritó el Magistral perdiendo el aplomo, con las mejillas cárdenas y las puntas de acero, que tenía en las pupilas, erizadas como dispuestas a la defensa . ¡Eso no, madre! Yo los tengo a todos debajo del zapato, y los aplasto el día que quiero. Soy el más fuerte. Ellos, todos, todos, sin dejar uno, son unos estúpidos; ni mala intención saben tener.

Pero Isabel, con mayor aplomo, sonriendo plácidamente, respondió: Contra ti. ¡Puede! replicó la de Anguita, riendo para disimular su recelo. La pura verdad. será; porque yo nunca te he sido simpática dijo Joaquinita sin dejar de sonreír, pero con acento irritado. En efecto, lo que se llama simpática no me lo eres. Al decir esto sonreía con la misma dulzura.

Toleraban a Gallardo como una originalidad del club, porque era torero «decente», vestía bien, gastaba dinero y tenía buenas relaciones. Es muy ilustrado decían los socios con gran aplomo, reconociendo que sabía tanto como ellos. La personalidad de don José el apoderado, simpática y bien emparentada, servía de garantía al torero en esta nueva existencia.

Exactamente: primo en tercer grado. Pues he aquí a su sobrina dijo el cura presentándome. A pesar de mi inexperiencia noté muy bien que la mirada del señor de Couprat expresaba alguna admiración. Me felicito de conocer tan encantadora prima díjome con aplomo y tendiéndome la mano. Esta lisonja provocó en mi un pequeño escalofrío agradable y puse mi mano entre la suya sin la menor turbación.

En la segunda, Salvador le habló de la guerra, procurando poner a prueba el juicio de su hermano, y no tuvo poca sorpresa al observar que Garrote trató el asunto con un aplomo y una serenidad de ideas admirable. El tercer coloquio fue todo él expresión de sentimientos personales, y habría podido servir de base de concordia entre dos hombres que tanto se habían aborrecido.

Pero en este momento de prueba definitiva «le faltó el corazón», como decían los aficionados. Clavaba las banderillas con aplomo, como un trabajador concienzudo y serio que cumple su deber; pero al entrar a matar, el instinto de conservación, más fuerte que su voluntad, le mantenía a gran distancia del toro, sin emplear las ventajas de su estatura y su fuerte brazo.

Mentía Concha con aplomo dando a sus amistades con Maltrana este remoto y puro origen, lo que proporcionó a la buena señora una repentina confianza. Su joven compañera la llamaba Misiá, sabiendo que este título honorífico, de origen criollo, le gustaba más, por su sabor patriarcal y rancio, que el Doña, de origen peninsular.

Ella permaneció seria. Cada día lo fué estando más, y cada día se mostró más silenciosa, afirmándose en el puesto preminente que al fin había logrado adquirir en la casa. Y mientras ella, á toda prisa, ganaba aplomo y libertad, con la misma rapidez los perdía él.