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En esa época, no era raro que en los distritos de provincia se procediera como lo hacía Marner; era cosa sabida que había campesinos en la parroquia de Raveloe, que guardaban sus economías en sus casas, probablemente escondidas en sus colchones de lana; pero sus místicos vecinos, bien que no fueran todos tan honrados como sus antecesores de los tiempos del rey Alfredo, no tenían imaginación bastante atrevida como para premeditar un robo con efracción.

Esa asimilación de las creencias de una época pasada, necesaria para comprender rectamente las comedias religiosas anteriores, lo es mucho más cuando se trata de las de Calderón, puesto que él ha utilizado esos elementos, extraños para nosotros, de la vida religiosa de su tiempo, poetizándolos de la manera más elevada, y no apareciendo ya á nuestra vista con esa desnudez, que con frecuencia nos molestaba en las obras de sus antecesores; pero justamente, bajo otro aspecto, la forma más perfecta y artística, que reciben, y la más clara exposición de los motivos, que le sirven de fundamento, contribuyen, á su vez, á que el espíritu, que anima al conjunto, y á que las opiniones peculiares de los españoles del siglo XVII, acerca de la religión, se manifiesten con mayor transparencia y exactitud.

Al principio fue una plaza de menor cuantía, que cubriese los gastos de tocador y otras menudencias del chico, derrochador de suyo; en seguida vinieron más pingües brevas, y Aurelio siguió la ruta trillada ya por sus antecesores.

Esa gente sufre y calla, Fermín, porque las enseñanzas que heredaron de sus antecesores son más fuertes que sus cóleras. Pasan descalzos y hambrientos ante la imagen de Cristo; les dicen que murió por ellos, y el rebaño miserable no piensa en que han transcurrido siglos sin cumplirse nada de lo que aquél prometió.

Al emprender su marcha por el Despoblado, pensó Rosalindo al mismo tiempo en el Cristo de Salta y en la Pacha-Mama. Las dos sangres que existían en él le daban cierto derecho á solicitar el amparo de ambas divinidades. Entre sus antecesores había un tendero español de Salta, y el resto de la familia guardaba los rasgos étnicos de los primitivos indios calchaquies.

Por eso, al dicho de sus convecinos de que era el más listo de la familia, debemos añadir que fué el más desgraciado. Sus antecesores estaban, como él, atados al pleito; pero con fe, con gusto, sin el menor deseo de ver el mundo.

El alma muere con el cuerpo, no es más que una manifestación de nuestro pensamiento, y el pensamiento es una función cerebral; pero los hijos perpetúan nuestro ser a través de las generaciones y los siglos; ellos son los que nos hacen inmortales, ya que guardan y transmiten algo de nuestra personalidad, así como nosotros heredamos la de nuestros antecesores.

Al contrario, aplica el romance con más frecuencia que sus antecesores, predominando, así, en el diálogo como en las narraciones, de manera que las demás combinaciones métricas rimadas las reserva para los momentos culminantes de la acción.

Querían conservar las cosas como las habían recibido de sus antecesores. «¡Qué vamos á hacer con un millón! gimió la vieja . ¡Terrible vida la nuestraIntentamos hablar de la capilla para convencerla, pero huyeron los dos, como el que se ve en perversa compañía y teme malas proposiciones. El coronel miró otra vez el muro divisorio.

Finalmente, cuando han salido de las terribles hondonadas en las cuales suelen soltar las pendientes sus aludes de nieve y ruinas por todas partes, pueden respirar á gusto los viajeros y pensar, sin angustia personal, en sus antecesores, menos felices, cuyas terribles historias se hablan contado la víspera.