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Semejante entonces al sol en su ocaso, se retira majestuosamente, dejando, si se casa, su puesto a otros, que vengan en él a la sociedad ofendida y cobran en el nuevo marido, a veces con crecidos intereses, las letras que él contra sus antecesores girara. Sólo una observación general haremos antes de concluir nuestro artículo acerca de lo que se llama en el mundo vulgarmente calaveradas.

El sería navegante como sus antecesores, marino vagabundo, gozador de placeres exóticos, y tal vez consiguiera arrancar de paso algún secreto al gran misterio de las llanuras azules. La vida en aquel palacio afeado por las manías de su madre le resultaba incómoda y penosa, impulsándolo á huir.

La paternidad de la idea fue del dueño del cafetín establecido frente a la casa de doña Manuela, un sujeto panzudo y flemático, que gozaba en el barrio fama de chistoso y había heredado el apodo de Espantagosos, sin duda porque alguno de sus antecesores no estaba en buenas relaciones con la raza canina.

Si Calderón se había propuesto perfeccionar la obra recibida de sus antecesores, y llevar el drama español á la posible perfección artística, debía consagrar preferentemente su atención al estudio y á la preparación más esmerada del plan dramático.

Habia frecuentado las universidades de Lima y del Cuzco, donde aprendió lo bastante para descollar entre sus iguales. No contento con el cacicazgo, que era hereditario en su familia, solicitó ser reconocido como descendiente legítimo de los antiguos dinastas del Perú, y habia ya conseguido reasumir el título de Marques de Oropesa que habian llevado sus antecesores.

Por acuerdo capitular de 20 de Febrero de 1636, fue nombrado el hermano Pedro Diaz de Villamayor «para que encomiende las benditas ánimas del purgatorio todas las noches á las horas acostumbradas repartiéndose por todo el lugar desde la oración del ave maria hasta que hayan tocado conforme á la costumbre y gane lo que han llevado «sus antecesores» y este nombramiento hace la ciudad por el tiempo que sea «su voluntad» . La frase subrayada indica que era vieja la costumbre de que la ciudad pagase rezadores.

Se destruyeron los libros, los periódicos, los monumentos, todo lo que pudiera hacer sospechar á los varones del porvenir la autoridad despótica ejercida por sus antecesores. Únicamente en las bibliotecas de las universidades conservamos las obras de aquellos tiempos; pero sólo tienen permiso para leerlas los profesores de indiscutible lealtad que se dedican al estudio de la Historia.

El caballero de Jáuregui llegó a Lima el 21 de junio de 1780, y francamente, que ninguno de sus antecesores recibió el mando bajo peores auspicios.

Su criterio vale, por lo menos, tanto como el de sus antecesores. Yo me siento viejo, enfermo y olvidado, pero mi espíritu ansía la juventud perenne. No hay nadie «consagrado». La vida es movimiento, cambio, transformación. Y esa inmovilidad que los viejos pretenden poner en sus consagraciones va contra todo el orden de las cosas. La sensibilidad del hombre se afina a través de los tiempos.

Ya que no había que temer á los castigos, ¿para qué renunciar á la satisfacción de los apetitos? ¿Por qué imponerse privaciones respetando á los semejantes?... ¡A burlarse de nuestros antecesores, unos tontos que contenían sus pasiones por la esperanza del cielo ó el miedo al infierno!