United States or Dominican Republic ? Vote for the TOP Country of the Week !


Muchos amos cometían la atrocidad de carimbar o poner marca sobre la piel de los negros, como se práctica actualmente con el ganado vacuno o caballar, hasta que vino de España real cédula prohibiendo la carimba. En el siglo anterior empezó a ser menos ruda la existencia de los esclavos.

En esto, Cortado y Rincón se dieron tan buena maña en servir a los caminantes, que lo más del camino los llevaban a las ancas; y aunque se les ofrecían algunas ocasiones de tentar las valijas de sus medios amos, no las admitieron, por no perder la ocasión tan buena del viaje de Sevilla, donde ellos tenían grande deseo de verse.

Y al mismo tiempo que ellos iban llegando a la puerta de Carmona, atisbó el Cojuelo entrar por ella a caballo, con vara alta y los dos corchetes que sacó del infierno, a Cienllamas; y volviéndose a don Cleofás, le dijo: Aquel que entra por la puerta de Carmona es comisario de mis amos, que viene contra a Sevilla: menester es guardarnos.

24 que fue de Matat, que fue de Leví, que fue de Melqui, que fue de Jana, que fue de José, 25 que fue de Matatías, que fue de Amós, que fue de Nahum, que fue de Esli, 26 que fue de Nagai, que fue de Maat, que fue de Matatías, que fue de Semei, que fue de José, que fue de Judá, 27 que fue de Joana, que fue de Resa, que fue de Zorobabel, que fue de Salatiel,

Andrés tomaba asiento lejos de nosotros, en la otra cabecera, siempre distante de sus amos, sin igualarse a ellos, sin confundirse con las personas que creía superiores a él. En vano le instábamos para que se acercara; en vano pretendimos que ocupara a nuestro lado el lugar merecido. Andrés no era un extraño que por clase y condición debía vivir de manera distinta que nosotros.

En el mismo instante se presentan también sus amos disputando vivamente, sacan las espadas, y Don Luis mata á Don Juan, huyendo en seguida de la posada para escapar de la justicia.

La cosa era inaudita, porque yo no le conocía ningún novio. Pero entonces lo arreglaban todo los padres, y lo raro es que a veces no salía del todo mal. Pues un joven de gran familia pidió su mano, y mis amos se la concedieron. Este joven vino a casa acompañado de sus padres, que eran una especie de condes o marqueses, con un título retumbante.

Y esta pesadumbre de la propiedad, desmesurada y bárbara, aun se hacía tolerable en ciertos lugares de Andalucía, por estar lejos los amos, por vivir en Madrid de las rentas que les enviaban aparceros y administradores, contentándose con el producto de unos bienes que no habían visto y que por su extensión rendían mucho de todas suertes.

Cuando el Tato amenazó con su bastón a un mastín que se pegaba a las piernas de sus amos, aquella gente sencilla se decidió a salir del templo antes que abandonar al fiel compañero de su vida selvática. Gabriel miró por la verja del coro. La sillería alta y la baja estaban ocupadas.

Allí le encontraron ellas, y se pusieron a darle bromas, a decirle cosas... amos... cosas que se dicen y que no eran para ofenderse. Total: que el pobre vejete mal pintado se hubo de incomodar, y al correr tras ellas con el palo levantado para pegarles, pataplum, cayó redondo al suelo.