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Detras del edificio están cercados por altas y sólidas murallas los patios á donde salen los reclusos, de uno en uno y por turno, á descansar y gozar del sol, del aire puro y algun ejercicio. Cuando estuve allí habia 80 reclusos, número que es el ordinario, y 30 reclusas solamente. Cada detenido se encuentra en su celda trabajando, obligado á una tarea de mínimum fijo, y constantemente vigilado.

Hexe-Baizel no tardó en traer la sopa, y los sitiados hicieron círculo alrededor de la cazuela humeante. Catalina Lefèvre salió del antiguo refugio a las siete de la mañana, cuando aún dormían Luisa y Hexe-Baizel. La claridad del día, la espléndida claridad de las altas regiones, iluminaba ya los abismos.

Estaba esta ciudad edificada Encima la barranca, sobre el rio, De tapias, no muy altas, rodeada, Segura de la fuerza del gentío. De mancebos está fortificada: Procura el indio de ellos el desvío, Que son diestros y bravos en la guerra Los mancebos nacidos en la tierra.

Allí reina la inteligencia, soberana del mundo, allí se respira el aire de la gloria, allí se levantan esas altas pirámides que señalan el camino del mundo, allí están reunidos los héroes del pensamiento, los atletas de la inteligencia, allí está la verdadera aristocracia de la humanidad, que cuenta por blasones 300,000 volúmenes: allí está el orgullo de las sociedades, la riqueza del porvenir, la gloria del pasado, el honor de las presentes edades.

Luego, se vestía con un ligero traje de caza, tomaba la escopeta, y emprendía famosas, descomunales correrías de seis y ocho leguas, sin que nadie le oyera, jamás quejarse de cansancio. Si nevaba, se ponía el impermeable, las botas altas y la gorra de pelo, y salía a matar palomas torcaces o gachas por las cercanías de la posesión.

Creo que fue a una de esas calles de Tánger, sucias, estrechas y fangosas, bordeada por altas casas sin aberturas, tal vez la calle de Moab'd'hal, a donde Blasillo se dirigió después de una feliz travesía.

La alemana habló al principio con timidez, en tercera persona, evitando el tuteo de la pasión; pero luego, con súbita familiaridad, se expresó libremente, lo mismo que cuando paseaban por la cubierta a altas horas de la noche. Me has hecho mucho daño. ¡Lo que yo he sufrido!... Quise odiarte, y no pude... Al verte con otra, huía, huía, detestando a tu compañera; pero a ti no.

A la unidad militar se han adherido campesinos embrutecidos por la persecución y la desgracia, que se mueven como autómatas y á los que hay que arrear á golpes; mujeres que aullan arrastrando rosarios de pequeñuelos; otras mujeres, morenas, altas y huesudas, que callan con trágico silencio, é inclinándose sobre los muertos les toman el fusil y la cartuchera.

Calculé que habría cambiado de proyecto o estaría en alguna de las localidades altas encima de la que yo ocupaba y no me era dado verlas. Habiendo fracasado el plan de sorprenderle en aventura galante, me preguntaba qué era lo que allí tenía que hacer.

Como allá hay muchas palmeras, las columnas de las casas eran finas y altas, como las palmas; y encima del segundo piso tenían otro sin paredes, con un techo chato, donde pasaban la tarde al aire fresco, viendo el Nilo lleno de barcos que iban y venían con sus viajeros y sus cargas, y el cielo de la tarde, que es de color de oro y azafrán.