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Al dejar el pais de los Guarayos, me embarqué y anduve ocho dias bogando sobre las aguas del San-Miguel, cuyas márgenes se ven cubiertas ya de altos bambúes ya de palmas motacúes. El rio se halla bien encajonado por todas partes; así es que las embarcaciones de todo tamaño pueden navegar allí fácilmente en todo tiempo.

En los últimos términos del ocaso columbraba un anfiteatro de montañas que parecían escala de gigantes para ascender al cielo; nubes y cumbres se confundían, y se mandaban reflejados sus colores. En lo más alto de aquel cumulus de piedra azulada Ana divisó un punto; sabía que era un santuario. Allí estaba la Virgen.

Allí todas las almas se expansionan y se abren al amor los corazones, y hasta las frentes tristes se coronan con flores, muy abiertas, de ilusiones. Allí, por un milagro, se ensimisma el alma de la patria con la nuestra, y allí la vemos, bajo el propio prisma, dentro del corazón como maestra...

Pero ¿por qué andaba Nieves por allí a aquellas horas?

El gabinete ocupa diferentes salones; los objetos están muy bien clasificados. El museo de pinturas, cerca del palacio que habita Victor Manuel, es pobremente pobre y apénas merece una hora de exámen: compónese en su mayor parte de copias, y los buenos maestros de las escuelas de Venecia, Florencia y Roma no aparecen por allí.

Mientras se despedía, yo había salido al balcón y allí me encontró Valentina que regresaba de saludarlo. Sabe, Julio me dijo, que lo noto muy triste y reservado conmigo hoy, ¿qué tiene? En efecto le contesté, como tomando una actitud resuelta. Estoy triste y reservado.... ¿Puedo yo saber la causa de su tristeza y el objeto de la reserva?....

Llegóse el día de la partida de don Antonio, y el de don Quijote y Sancho, que fue de allí a otros dos; que la caída no le concedió que más presto se pusiese en camino. Hubo lágrimas, hubo suspiros, desmayos y sollozos al despedirse don Gregorio de Ana Félix.

Por de contado que esta tercera persona indispensable en el barco para ayudar en la maniobra a su piloto, maldita la falta haría allí para otra cosa, sino por el bien parecer; y si conocieras a Leto como le conozco yo, pensarías de la misma manera. Le creo capaz de las más heroicas abnegaciones. No te rías; porque te juro que es de lo más singular que se ha visto este sujeto.

Estas agitaciones espirituales, estas luchas de sensibilidad y abnegación entre las piadosas damas que allí asistían, eran precisamente las que daban algún interés dramático a aquel mundo sereno, inocente.

Allí se representan las piezas de D. Gaspar por los jóvenes aficionados y se leen sus poesías líricas, en medio de las lágrimas y los aplausos de las señoritas de la localidad, adivínanse charadas y logogrifos, se cantan mandolinatas y stornellos en un italiano estupendo y se juega de mil modos ingeniosos.