United States or Grenada ? Vote for the TOP Country of the Week !


Durante la comida, y entre la algazara de una conversación animada sobre el trabajo de la mañana, oíase una voz que bruscamente decía: «Toma». La Nela recogía una escudilla de manos de cualquier Centeno grande o chico, y se sentaba contra el arca a comer sosegadamente. Yo pensé que también hoy se había quedado en Aldeacorba». Por las noches, después de cenar, rezaban el rosario.

Yo no me voy repitió. Y Celipín hablaba, hablaba, cual si ya, subiendo milagrosamente hasta el pináculo de su carrera, perteneciese a todas las Academias creadas y por crear. ¿Entonces vuelves a casa? preguntole al ver que su elocuencia era tan inútil como la de aquellos centros oficiales del saber. No. ¿Vas a la casa de Aldeacorba? Tampoco. Entonces ¿te vas al pueblo de la señorita Florentina?

Aquí a la izquierda dijo el ciego está mi casa. Allá arriba... ¿sabe usted? Aquellas tres casas es lo que queda del lugar de Aldeacorba de Suso: lo demás ha sido expropiado en diversos años para beneficiar el terreno; todo aquí debajo es calamina. Nuestros padres vivían sobre miles de millones sin saberlo.

Esta pícara vale más oro que pesa.... Vamos a ver ¿qué te gusta más, Aldeacorba de Suso o Santa Irene de Campó? No me disgusta Aldeacorba. ¡Ah!, picarona... ya veo el rumbo que tomas.... Bien, me parece bien. ¿Saben ustedes que a estas horas mi hermano le está echando un sermón a su hijo? Cosas de familia: de esto ha de salir algo bueno.

La Nela no se atrevía a ir a la casa de Aldeacorba. Una secreta fuerza poderosa la alejaba de ella. Anduvo vagando todo el día por los alrededores de la mina, contemplando desde lejos la casa de Penáguilas, que le parecía transformada.

Díjole a esta D. Francisco que fuese a acompañar al ciego, y cojeando entró en la casa. Y cuando le contradigo añadió el señor de Aldeacorba mi hijo me contesta que el don de la vista quizás altere en ¡qué disparate más gracioso!, la verdad de las cosas. No le contradiga usted y suspenda por ahora absolutamente las lecturas.

La habitación destinada a Florentina en Aldeacorba era la más alegre de la casa. Nadie había vivido en ella desde la muerte de la señora de Penáguilas; pero D. Francisco, creyendo a su sobrina digna de alojarse allí, arregló la estancia con pulcritud y ciertos primores elegantes que no se conocían en vida de su esposa.

Atravesando el prado comunal de Aldeacorba, siguieron el gran talud de las minas por Poniente con intención de bajar a las excavaciones.

Don Francisco Penáguilas, padre del joven, era un hombre más que bueno, era inmejorable, superiormente discreto, bondadoso, afable, honrado y magnánimo, no falto de instrucción. Nadie le aborreció jamás; era el más respetado de todos los labradores ricos del país, y más de una cuestión se arregló por la mediación, siempre inteligente, del señor de Aldeacorba de Suso.