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Viendo luego que Antoñona aguardaba con interés a que ella hablase, y deseando desahogarse con quien simpatizaba mejor con ella y más humanamente la comprendía, Pepita habló de esta manera: El padre vicario me amonesta con dulzura para que me arrepienta de mis pecados; para que deje partir en paz a don Luis; para que me alegre de su partida; para que le olvide. Yo he dicho que a todo.

Les aguardaba al otro lado del pantano o de la selva la ciudad de encantamiento, con sus techos deslumbrantes y un monarca poseedor de montañas de esmeraldas, que acabaría por darles su hija más hermosa y con ella todos sus tesoros.

Mochi le aguardaba con aquellos ojos punzantes, risueños y maliciosos: sin el dinero no se podía volver: detrás de Mochi estaba la Gorgheggi, su discípula, su pupila.

La catedral era para Gabriel un gigantesco tumor que hinchaba la epidermis española como rastro de antiguas enfermedades. Nada había que hacer allí. No era un músculo capaz de desarrollo: era un absceso que aguardaba la hora de ser extirpado o de disolverse por los gérmenes mortales que llevaba en su interior.

El conde de Pópoli me aguardaba con impaciencia, y le conté el mal éxito de mis gestiones y la poca esperanza que debía tener; mientras hablaba, entró en el patio un carruaje. »Las puertas del salón se abrieron, y vi aparecer a Carlos, el cual se presentó en casa de mi marido, sereno y con la mayor dignidad.

Esta vez Ojeda dio a entender claramente su contrariedad. Aquella muchacha no aguardaba invitaciones: se convidaba a misma, sin consultar el humor y los recursos del dueño de la casa. Nélida le miró con ojos suplicantes. «¿No quieres que vaya?...» Si era por miedo a que la sorprendiesen, no debía tener cuidado. Sabría deslizarse sin que nadie la viese.

Sentíase anonadado, como si de pronto cayesen sobre él las fatigas de la mala noche anterior. Tuvo deseos de tenderse en una de las camas que ocupaban el fondo de la habitación, pero otra vez la inquietud por lo que le aguardaba, incierto y misterioso, desvaneció su somnolencia. Anduvo inquieto por la habitación y encendió otro habano en los restos del que acababa de consumir.

Por fin se arregló de cualquier modo, pasose un peine por el pelo, y dando tumbos se fue a la salita donde aguardaba el sacerdote, en pie, mirando las fotografías de personas de la familia, única decoración de la mezquina y pobre estancia. «Dispénseme usted, Sr.

»Apoyado en mi brazo, quiso dar un paseo en el parque, paseo que le hizo mucho bien, y volvimos al castillo; en el vestíbulo se presentó a nosotros un hombre que nos aguardaba... ¡Era Gerardo Broschi... era su padre! »Ha pasado un año le dijo el anciano con voz dulce, y me autorizaste para verte transcurrido este tiempo.

La región de las encinas había terminado, y cruzábamos la de las faldas y los planos inclinados donde se hace un extensísimo cultivo de la viña. De repente, al volver un alto, recodo, el horizonte se abrió á nuestra vista, sin que ninguna eminencia interrumpiese el inmenso panorama. ¡Asombrosa hermosura la que nos aguardaba!