United States or New Caledonia ? Vote for the TOP Country of the Week !


En las reuniones de segundo orden, que abundaban en Vetusta, la humedad excitaba la alegría; cada cual se iba al agujero de costumbre y era de oír, por ejemplo, la algazara con que entraban en el portal de la casa de Visita «los que la favorecían una vez por semana honrando sus salones», que eran sala y gabinete; eran de oír las carcajadas, las bromas de los tertulios guarecidos bajo los paraguas que recibían con estrépito las duchas de los tremendos serpentones de hojalata.... Todos despreciaban el agua, pensando en los placeres esotéricos de la lotería y de las charadas representadas.

Parece que se ha enredado en esas malezas. Pronto va á desembarazarse, no lo dude usted. A los pocos momentos no sólo fué preciso dudar, sino desesperar. La red de bejucos en que había caído el desgraciado terranova como en una trampa, nacía directamente de un ensanche del pasaje que vertía incesantemente sobre la cabeza de Mervyn, una masa de agua espumante.

El centinela de la torre del mar de Mármara había escuchado sobre el agua un golpe siniestro. A la mañana, al otro lado del Bósforo, apareció en la orilla opuesta el cadáver de un eunuco estrangulado.

Las flores abundaban en Villalegre, gracias a la fuente del ejido, cuyas milagrosas propiedades ya hemos elogiado, y gracias también a otros caudalosos veneros, que brotan entre rocas al pie de la inmediata sierra, y a varias norias y a no pocos pozos de agua dulce, con los cuales se riegan huertos, macetas y arriates.

RANAS CON HUEVOS. Se pone a cocer en una vasija ancha agua con sal, perejil y ajos fritos con todas especias; cuando esté cociendo se echan las ranas para cocerlas y cuatro o seis huevos estrellados, esparciéndolas, y sirviéndolas muy calientes. FRITO DE RANAS. Sólo las ancas, después de despellejadas y bien limpias, se cuecen con sal, perejil, ajos fritos y todas especias.

Levantóse, pues, de un salto al primer toque de la campana, lavóse sin derramar una gota de agua, y sin otro percance que el meter un pie en el orinal y hacerlo añicos, sin intención deliberada, por supuesto, púsose en formación muy derechito, entró en la capilla y oyó misa lo mismo que un san Luis Gonzaga.

No nos parecen de cuerpo hermoso, ni nosotros les parecemos hermosos a ellos: ellos dicen que es un pecado cortarse el pelo, porque la naturaleza nos dio pelo largo, y es un presumido el que se crea más sabio que la naturaleza, así que llevan el pelo en moño, lo mismo que las mujeres: ellos dicen que el sombrero es para que sombra, a no ser que se le lleve como señal de mando en la casa del gobernador, que entonces puede ser casquete sin alas: de modo que el sombrero anamita es como un cucurucho, con el pico arriba, y la boca muy ancha: ellos dicen que en su tierra caliente se ha de vestir suelto y ligero, de modo que llegue al cuerpo el aire, y no tener al cuerpo preso entre lanas y casimires, que se beben los rayos del sol, y sofocan y arden: ellos dicen que el hombre no necesita ser de espaldas fuertes, porque los cambodios son más altos y robustos que los anamitas, pero en la guerra los anamitas han vencido siempre a sus vecinos los cambodios; y que la mirada no debe ser azul, porque el azul engaña y abandona, como la nube del cielo y el agua del mar; y que el color no debe ser blanco, porque la tierra, que da todas las hermosuras, no es blanca, sino de los colores de bronce de los anamitas; y que los hombres no deben llevar barba, que es cosa de fieras: aunque los franceses, que son ahora los amos de Anam, responden que esto de la barba no es más que envidia, porque bien que se deja el anamita el poco bigote que tiene: ¿y en sus teatros, quién hace de rey, sino el que tiene la barba más larga? ¿y el mandarín, no sale a las tablas con bigotes de tigre? ¿y los generales, no llevan barba colorada? «¿Y para qué necesitamos tener los ojos más grandes», dicen los anamitas, «ni más juntos a la nariz?: con estos ojos de almendra que tenemos, hemos fabricado el Gran Buda de Hanoi, el dios de bronce, con cara que parece viva, y alto como una torre; hemos levantado la pagoda de Angkor, en un bosque de palmas, con corredores de a dos leguas, y lagos en los patios, y una casa en la pagoda para cada dios, y mil quinientas columnas, y calles de estatuas; hemos hecho en el camino de Saigón a Cholen, la pagoda donde duermen, bajo una corona de torres caladas, los poetas, que cantaron el patriotismo y el amor, los santos que vivieron entre los hombres con bondad y pureza, los héroes que pelearon por libertamos de los cambodios, de los siameses y de los chinos: y nada se parece tanto, a la luz como los colores de nuestras túnicas de seda.

Sus habitantes se llaman del mismo modo. Viene de Danaw, agua y también laguna, y se aplicó este nombre á aquella región que rodea la gran laguna de Danaw.

El curioso no se atrevía á continuar investigando: ya iba á despedirle mal de su grado, cuando Clara vió que tenía una mano ensangrentada, y exclamó sobrecogida: ¡Está usted herido! No es nada: un rasguño. Pero sale mucha sangre. ¡Jesús! tiene usted la mano destrozada. ¡Oh! no es nada.... Con un poco de agua.... Voy al momento.

HABAS A LA CASERA. Se cuecen en agua hirviendo; se escurren y se les da unas vueltas en una cacerola con manteca y harina; añádase sal, pimienta y ajedrea picada. Al tiempo de servirlas, líguense con yema de huevo. HABAS A LA "MAITRE D'HOTEL". Se cuecen con agua, sal y hierbas aromáticas; se saltean con manteca y perejil picado, y se sirven.