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Lo cómico, en contraposición á lo trágico, sirve para realzarlo; de la unión de uno y otro sale la verdad entera, que, en el movimiento de los afectos y pasiones, suele mostrarse de ordinario por un lado exclusivo.

Por bajo de Manas hay otros cuatro principios: el del amor, del odio y demás afectos, la fuerza vital, el cuerpo etéreo, y, por último, el cuerpo sólido, visible y tangible.

Si yo hubiese tenido a los veinte años un amigo como y una amante como Rosita, no estaría en este lugar, tendría aún ilusiones, una familia, dulces afectos, y me extinguiría dulcemente un día rodeado de mis nietecitos... ¡Singular destino!... Y después de una pausa, se quitó un pañuelo de seda roja que llevaba al cuello y se lo dio a Blasillo. Toma, lo llevarás en recuerdo mío. ¡Adiós!

Ninguno, ni aun acaso el mismo Cervantes, ha observado todas las propiedades del pueblo español de los campos, ni representádolo con rasgos tan seductores; ningún escritor de viajes podrá nunca describirnos tan bien su carácter. Es preciso leer algunas de esas escenas, para conocer, como á la nuestra, la vida y afectos de los habitantes de las aldeas.

Al contrario, las demás partes de la obra de Lope nos ofrecen escenas, que, por su fuego amoroso, ternura é intensidad de afectos, rivalizan con las de la tragedia inglesa; y, de todas maneras, la comedia de Lope es incomparablemente superior al arreglo dramático de la misma novela, hecho después por Francisco de Rojas.

Su ira por los disgustos domésticos y por aquella fuga que lastimaba su vanidad ansiaba descargarla sobre los toros. Cuando llegó el carruaje, atravesó Gallardo el patio, sin fijarse, como otras veces, en la emoción de las mujeres. Carmen no apareció. ¡Bah, las hembras!... Sólo servían para amargar la vida. En los hombres se encontraban únicamente los afectos durables y la alegre compañía.

Con el mismo esmero con que procuraba no manchar su inteligencia ni su voluntad con ideas o con afectos indignos, atendía a la material limpieza y al honesto adorno de su persona. Doña Luz era en todo la pulcritud personificada.

A lo cual respondió Florela suspirando: Cosa es el amor, señora, que no ha menester más que un punto para rendir a su imperio un alma; y tanto más, cuanto más esta alma está anegada en tristezas, y huérfana de dulces afectos. Calla, Florela, dijo doña Guiomar enjugando sus lágrimas, que me parece que alguien viene.

En las del último se sujeta la acción á un orden mejor dispuesto: sin perjudicar al curso y á la movilidad del enredo, se nota una pintura y gradación más delicada en los detalles; reina más claridad en los afectos y determinaciones de los personajes y en la transición de unas pasiones á otras; hay también más simetría en la relación de las partes con el todo y en la agrupación de los personajes.

Todo lo que en existía de varón, capaz de amar, ha desaparecido; todo murió, y no me queda de ello nada; ni aun siquiera lo echo de menos. Nunca he sido padre; ahora siento que lo soy... y mi corazón se llena de afectos desconocidos, tan puros, pero tan puros...». La prójima no había visto nunca a su amigo tan vencido de la emoción. Tenía los ojos húmedos y le temblaban las manos.