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Lucía se enteró muy al por menor de cuanto concernía a la asistencia, de las horas del alimento, de las precauciones que adoptar importaba. Después de aplicar a Pilar los medicamentos que el doctor dispuso, arregló el cuarto andando en la punta de los pies, puso cada cosa en su sitio, entornó las celosías y se instaló al lado de la cama, en una silleta baja de hacer labor.

Así es que, en sus propósitos de conciliario todo, resolvióse a adoptar en adelante, para todo documento de carácter particular y privado, la firma a secas de Simón de los Peñascales; y para los que tuvieran relación con su vida pública, es decir, para nombre de guerra, el más aparatoso de Simón C. de los Peñascales.

Así, de un modo vago é inconsciente, principió á imitar el carácter y las inclinaciones de los personajes que más admiraba y á adoptar en la forma estrecha y deficiente que podía los usos de la sociedad elevada donde tenía puestos los ojos. Entonces se le vió andar por los parajes más retirados de la población, solo y vestido con extraordinaria elegancia.

Se ha levantado, se arregla el solideo, echa atrás la capa. ¿Le conoce usted? Yo no. Ni yo. Oigamos qué dice. Dice que sería prudente adoptar una serie de proposiciones que tiene escritas en un papelito. Bueno: léanos usted ese papelito, señor cura. Parece que hablará primero. ¿Pero quién es? Parece un santo varón.

De allí sacaría el huerfanito que quería prohijar. Pues digo... si estaba todavía en el establecimiento aquel mismo nene que su tío Pepe Izquierdo quiso venderle a Jacinta, ¡qué ocasión, Cristo!, ¡qué golpe! Que vieran, , que vieran cómo también ella... Pero pronto había de ocurrir algo que desconcertó por completo el plan de adoptar un huerfanito.

Si en lo anterior se habia mostrado el naturalista, en lo político se manifestó bien el frances, hijo de la sociedad creada por la revolucion de 1789. «Ah! exclamaba el Sr. B : es mucha lástima que UU. no hayan sabido comprender á Bolívar ni adoptar su política!

3.o El presente estado de guerra no permite al pueblo la manifestacion sincera de sus aspiraciones; por lo cual los filipinos desean ardientemente que el Congreso Norte-americano vea algun medio de oirles, antes de adoptar una resolucion que decida en definitiva de su porvenir.

Los mismos articulistas políticos tendrían que adoptar un estilo algo más ameno el día en que nuestra política pudiera comentarse en presencia de señoras. Pero de las conversaciones de hombres, la más corriente es la que versa acerca de las mujeres. En otras partes, apenas si los hombres hablan de mujeres. La presencia constante de mujeres se lo impide.

En ocasiones traslada á la corte á campesinos y explota el contraste de sus hábitos antiguos con los nuevos modales, que intentan adoptar, convirtiéndolos en fuente inagotable de las más ingeniosas y agradables ocurrencias.

Cuando algun individuo mataba un tigre, ó le acertaba un flechazo, tenia que buscar en el instante al sagrado ministro, á fin de saber el nombre del animal muerto ó herido para adoptar este nombre por suyo, dejando el que sus padres le dieran al nacer.