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Advirtió que en vez de las miradas respetuosas y de la cortesía que con él se usaba, comenzaban sus vecinos a adoptar una actitud grosera, haciéndose los distraídos o volviendo la cabeza cuando él pasaba. Al cruzar por delante de algún corrillo, creyó percibir risas comprimidas. ¿Qué le tocaba hacer en este caso?

Y olvidando sus preocupaciones, con el instinto de todo hombre acostumbrado a adoptar una postura soberbia ante el público, erguíase, sacudía con las uñas la ceniza del cigarro caída sobre sus mangas y arreglábase la sortija que llenaba toda la falange de uno de sus dedos, con un brillante enorme envuelto en nimbo de colores, cual si ardiesen con mágica combustión sus claras entrañas de gota de agua.

A la sazón era un diablejo: ¡un diablejo bien humorado, es verdad! diablejo cuya naturaleza moral nadie modeló, un diablejo en huelga, dispuesto a adoptar la virtud como un entretenimiento. Que yo sepa, no tenía conciencia de su alma; era muy supersticioso; llevaba consigo un horrible dios de porcelana, pequeño, al que tenía costumbre de insultar o de invocar, según creía procedente.

Clementina había fascinado sus sentidos, había penetrado en su carne: por más esfuerzos que hacía no podía arrancarla de . A todas horas soñaba con ella, la veía ante sus ojos cada vez más incitante y apetecible. Cuanto más tiempo pasaba más crecía el fuego que le consumía y más esfuerzo y dolor le costaba adoptar un continente altivo e indiferente al encontrarse con ella en cualquier sarao.

Igual tiempo gasté en el regreso á San Pablo, y cuando se quiera adoptar este método, que es el mas propio, lo circunstanciaré con toda claridad.

Sabidas estas condiciones de la escritura própia de los Filipinos, fácil es comprender la rapidez con que la abandonaron por adoptar la que traian los españoles; pero tambien es mas fácil comprender lo inutil que les hubiera sido el solo cambio de la direccion, como vimos antes, porqué la dificultad de la lectura no se vencia, y el solo placer de imitar, les proporcionaba la inmensa desventaja de tener que aprender, sin provecho, una cosa nueva.

Es positivo que quien se mata no prueba tener una alma templada, ni muestra una fe indestructible; pero si, por obra de usted, la infeliz se encontró en la imposibilidad de adoptar un tercer partido, debo creer que de los dos escogiera el menos malo. ¿Y no le parece a usted extraño que yo deba sostener, contra usted mismo, la entereza de conciencia de esa mujer, la delicadeza de su honra?...

Hasta reprimir los amotinados pensamientos que le acuciaban, hasta adoptar una resolución firme y valedera, Julián no se atrevía ni a pensar en el santo sacrificio. La cosa era bien clara. Situación: la misma del año penúltimo. Tenía que marcharse de aquella casa echado por el feo vicio, por el delito infame. No le era lícito permanecer allí ni un instante más.

Pero antes de adoptar ningún plan definitivo decidí acostarme con el fin de que el sueño amansase mi furor, teniendo por bueno aquel proverbio que dice que «la noche es buena consejera». Y así debe ser en efecto, porque al otro día me levanté completamente tranquilo; aquellos planes sanguinarios de la víspera, se habían trocado en resoluciones mucho más parlamentarias, y yo me resolví a aguardar la noche para llamar a su puerta, y una vez que me abriese arrojarme a sus pies, y repetirle verbalmente lo que ya le había dicho en mi carta.

Yo hice voto de pobreza y profesé en la santa Orden dominicana. Pues vean ustedes lo que son las cosas; en el acto mismo de adoptar la pobreza, me encontré con que poseía más riqueza que los más opulentos ricachos y potentados de la tierra.