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Lubimoff tuvo el presentimiento fatal del marino que percibe bajo sus pies el temblor del buque que va á abrirse, del soldado que adivina el principio de la derrota. Un segundo golpe; y la banca perdió otra vez. Miguel se aproximó con cierta cautela á la silla que ocupaba Alicia. Son las dos.

Siglinda se estremece, «¿Quién ha entradoNadie, y sin embargo, un nuevo ser acaba de penetrar en la cabaña, abatiendo la puerta con su invisible rodillazo. Y Sigmundo, con la inspiración del amor, adivina quién es el recién llegado. «Es la Primavera que ríe en el aire en torno de tus cabellos. Se acabaron las tempestades; terminó la obscura soledad.

Adriana sintió que el corazón se le desgarraba. Le pareció que el fantasma temido tomaba formas y se sentaba frente a ella, familiarmente, con una sonrisa de curiosidad irónica bajo la sombría capucha. Siguieron leyendo. "20 de mayo. "Yo le demuestro ahora una gran indiferencia. Me aterra la idea de que él adivina las preocupaciones mías. Me aterra, también, que yo pueda enamorarme inútilmente.

Se sentía con fuerzas para sobrellevar los golpes... ¿Qué decía Laurier al verse cuidado y acariciado por Margarita?... Ignora quién soy... Me cree una enfermera igual á las otras, que se apiada de él viéndole solo y ciego, sin parientes que le escriban y le visiten... En ciertos momentos he llegado á sospechar si adivina la verdad.

Parecíale a Julián que Nucha era ni más ni menos que el tipo ideal de la bíblica Esposa, el poético ejemplar de la Mujer fuerte, cuando aún no se ha borrado de su frente el nimbo del candor, y sin embargo ya se adivina su entereza y majestad futura.

dijo, hiriendo con su pequeño pie la alfombra y mordiéndose impaciente su grueso labio austriaco ; se conoce que mi esposo... me ama locamente, que adivina mis deseos, que se anticipa á ellos; ciertamente que soy una insensata, cuando me quejo; ¿qué puedo yo desear? ¿Qué reina ha tenido más influencia sobre su esposo?

Enfrente de la habitación en que escribo estas líneas hay un casucho de miserable aspecto. Este casucho tiene tres pisos. El primero se adivina por tres angostísimas ventanas abiertas á la calle. Nunca he podido conocer los seres que viven en él. El segundo tiene un desmantelado balcón que se extiende por todo el ancho de la fachada.

Nada de jugadas. Esto queda para mi principal y sus amigos, que tienen mucho corazón. Lo mejor es llevarle el dinero al señor Morte y rogarle que lo invierta en papel del. Estado. Es un tío muy largo. Adivina el papel que puede subir y el que va a bajar.

También veo esa bahía desde la cima á donde he trepado; allí se extiende el gran abismo azul del Océano, del cual salió la montaña, y al cual volverá tarde ó temprano. Invisible está el hombre, pero se le adivina. Como nidos ocultos á medias entre el ramaje, columbra cabañas, aldeas, pueblecillos esparcidos por los valles y en la pendiente de los montes que verdean.

Nunca de tus labios se escapa una palabra que pueda traicionarte. Ella adivina, sin duda, lo que pasa en tu corazón, aunque sería inútil que buscaras en su actitud, en su trato, en sus palabras, el más ligero indicio de ese conocimiento. Acaso tampoco tenga ella la hipocresía de manifestar por su marido un amor que no le tiene.