United States or Syria ? Vote for the TOP Country of the Week !


Después que triunfó la revolución, y sus caudillos, instalados definitivamente en la capital de Méjico, se repartieron los principales cargos desde presidente de la República hasta rector de la Universidad , el valeroso Doroteo Martínez empezó á sentirse aburrido, sin atinar con la causa. En verdad, no podía quejarse de su suerte.

El alcalde, aburrido de tanto clamoreo, los envió a todos los demonios.

Su esposa no podía tolerar el desenfado de las sobrinas, y Pablo, el hijo mayor, el favorito de la madre, apoyaba sus protestas contra aquellas parientas que venían a turbar la tranquilidad de la casa, como si con ellas trajesen un olor, un eco, de las costumbres del marqués. ¿De qué te lamentas? decía don Pablo aburrido. ¿No son tus sobrinas? ¿No son sangre tuya?...

¡Qué he de llevarte!... ¡Acaso explicablemente no he hablado nunca de religión contigo y al tocar incidentalmente el tema he creído ver confirmadas las mismas sospechas que me retrajeron antes, si alguna vez pensé hablarte de estas cosas. ¿Puedo saber de qué índole son esas «sospechas», señor médico?... ¡Qué tema tan aburrido! interrumpió Lorenzo.

Y el diputado siguió inclinado sobre su pupitre en el gabinete de escritura del Congreso, terminando su última carta, añadiendo un sobre más al montón de correspondencia que se apilaba en el extremo de la mesa, junto al bastón y el sombrero de copa. Era la tarea diaria, la pesada corbea de la tarde, que junto a él cumplían con gesto aburrido un gran número de representantes del país.

Vaya, pues me gusta... Estoy yo aquí hecho una plasta, aburrido y pasando las de Caín, y te me vienes ahora con esa cara de juez. Ríete, por amor de Dios». Y Jacinta era tan buena, que al fin hacía un esfuerzo para aparecer contenta.

No te acerques tanto. A me gusta tirar de largo dijo la joven riendo. Tristán se sentó frente a ella delante de la mesa de mármol. Lo que me sorprende es que tengas tanta afición a la caza: ¡porque cuidado que es aburrido eso de cazar! Yo no salí más que tres o cuatro veces en mi vida y pensé que moría de tedio. ¡Aburrido! exclamó Clara en el colmo de la sorpresa. ¡Aburridísimo!

Soy aficionado a pasarlo bien en este pícaro mundo. ¿Y quién no lo es? ¿Quién, pudiendo divertirse, opta por estar aburrido? ¡No, si yo no le recrimino a usted ni con los ojos ni de palabra! exclamó la joven sonriendo. Lo único que me atreveré a decirle es que valdría más que usted se divirtiera con placeres lícitos. No lo crea usted. Yo no he podido gozar jamás los placeres lícitos. Me aburren.

A lo que más se asemejaba era a las figuras de grandes damas que adornaban algunas novelas de las que él solía leer en sus ratos de ocio. Doña Frasquita fue en sus buenos tiempos una real moza; varias criadas que logró conquistar le dejaron recuerdos de índole picaresca; pero jamás soñó, en sus largos monólogos de estanquero aburrido, tener tan cerca de una señora como aquélla.

Pero al fin le había dejado venir a Madrid para asistir al matrimonio de un primo hermano suyo y aquí estaba desde hacía cuatro días. No se habrá usted aburrido mucho, sin embargo, porque me han dicho que por allí hay caza abundante. ¡Oh, Dios mío! ¿Caza? Cuanta se quería y de todas clases, mayor y menor.