United States or Samoa ? Vote for the TOP Country of the Week !


El maestro entretenía el aburrimiento de las vacaciones con este pequeño campesino, queriendo iniciarlo en las bellezas de las letras latinas con ayuda de su elocuencia y de una correa. Deseaba hacer de él un prodigio, para sorprender a los otros profesores cuando se abriesen las clases, y los golpes menudeaban.

Pasaremos aquí la noche se dijo. No había salida alguna. Lo mejor era esperar a que llegase el día y abriesen la puerta. No quería exponerse a que lo encontraran dentro estando la casa cerrada, y aguardó hasta muy entrada la mañana. Serían cerca de las nueve cuando comenzó a bajar las escaleras cautelosamente.

No tenía más que bajar al ventorrillo y subir a caballo apenas se abriesen las puertas de la casa. No me voy: no me voy decía él con voz suplicante y un fulgor de pasión en los ojos. No me voy... ¿Y quieres que me vaya?... Se pegó más a la reja, murmurando con timidez la condición que exigía para irse.

Un martillazo dado por inadvertencia en una arista saliente hizo que las dos enormes valvas de plata se abriesen de pronto, lo mismo que una concha gigantesca, lanzando un crujido metálico. Los hombres de fuerza se apresuraron á tirar de ellas, temiendo que se cerrasen, y quedó visible su interior.

A las doce del dia, habiendo algo aplacado, mandé en el bote 18 hombres á que pusiesen la chalupa en flote, y con ellos el contra-maestre, para que abriesen pozos en el Cerrito del Apio, por ver si se sacaba agua dulce.

Tu padre era respetado más que nunca; mandábamos que era un gusto. Don Antonio, desde Madrid, daba orden a los gobernadores de que abriesen la mano, dejándonos en completa libertad para barrer lo que quedaba de la revolución, y los que antes aclamaban al doctor, huían de él para que nosotros no les tomásemos entre ojos.

Ni soñando dejaba de hablar de las puertas, de rogar, de suplicar y aun de exigir con voz terrible y amenazadora que las abriesen; la enfermera tenía miedo de quedarse con él de noche, aunque le habían puesto una camisa de fuerza y le habían atado a la cama. Mejoraba rápidamente.

-En eso de volver, o no, las espaldas no me meto -replico el diestro-; aunque podría ser que en la parte donde la vez primera clavásedes el pie, allí os abriesen la sepultura: quiero decir que allí quedásedes muerto por la despreciada destreza. -Ahora se verá -respondió Corchuelo.

La España de entonces recibió con agrado a las gentes que venían de África; los pueblos se entregaban sin resistencia; un pelotón de jinetes árabes bastaba para que se abriesen las puertas de una ciudad. Era una expedición civilizadora, más bien que una conquista, y una corriente continua de emigración se estableció en el Estrecho.

Y despues de varias contestaciones dadas por los que allí se habian personado, y reconvenciones hechas por el caballero Síndico, se oyeron entre aquellas las voces de que, si hasta entonces se habia procedido con prudencia porque la ciudad no experimentase desastres, seria ya preciso echar mano de los medios de violencia: que las gentes, por ser hora inoportuna, se habian retirado á sus casas; que se tocase la campana de Cabildo, y que el pueblo se congregase en aquel lugar para satisfaccion del Ayuntamiento; y que si por falta del badajo no se hacia uso de la campana, mandarian ellos tocar generala, y que se abriesen los cuarteles, en cuyo caso sufriria la ciudad lo que hasta entonces se habia procurado evitar.