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A la derecha de la puerta principal se levantan las masas enormes de la Alcazaba y la torre de la Vela: á la izquierda las torres Bermejas casi arruinadas. Média entre los dos lados un vastísimo espacio, un abismo como de 60 metros, que en tiempo de los Moros estuvo salvado por un puente colosal, suspendido en el aire y que tenia sus estribos ó extremidades en la Alcazaba y las Bermejas!

¡Qué estupor inmenso! ¡Qué agitación creciente en el fondo del ser moral, mientras el cuerpo se estremece, tiembla y aspira, mudo y angustioso, a separarse de la fascinación del abismo!

Yo voy a despeñarme, a empozarme y a hundirme en el abismo que aquí se me representa, sólo porque conozca el mundo que si me favoreces, no habrá imposible a quien yo no acometa y acabe.

Voy a escudriñar en el abismo más hondo de mi mente; voy a buscar allí y a hacerte patentes mis más ocultos pensamientos; las ideas vagas y confusas de que yo misma no me he dado cuenta hasta ahora. , Beatriz. Digo que nunca amé de amor sino a mi marido; que no creo haberle faltado una sola vez, ni con el más fugaz pensamiento, ni con el más efímero deseo mal nacido.

Sucede con mucha frecuencia que la vanidad las exagera, pero como el corazón humano es un abismo de contradicciones, tampoco es raro el ver que la pusilanimidad las disminuye mas de lo justo.

¡Oh, quién fuese una de esas nubes de oro pensó para hender con mis alas el abismo azul, para flotar en el rosicler de la tarde y sacudir el fresco rocío sobre las flores dormidas! ¡Oh, quién pudiera huir sobre las olas del aire hasta el trono del sol y habitar el palacio de las noches sin nubes!

La conclusión es, sin duda, la parte más débil de este drama. ¡Cuán grande es el abismo, que separa á la catástrofe tan patética y tan profundamente conmovedora de Shakespeare de esta terminación cómica!

A pesar de la densa y casi impenetrable obscuridad, sintieron que se hallaban en una grande altura; que los cerros, por medio de los cuales habían caminado, quedaban atrás; que a un lado y a otro se les abría despejado, extenso horizonte; y que, delante de ellos, o descendía la senda, con inclinación que la hacía intransitable para hombres y para bestias de carga, o se convertía en despeñadero o abismo.

Estos señores ilustrados creían conservar incólume la nobleza de la poesía, ahondando á porfía el abismo, que separaba á la erudita de la popular. Entre los innumerables juegos y diversiones, que recrearon á la corte del rey, se mencionan también algunas representaciones dramáticas.

El P. Gil quiso retirar la mano suavemente, pero la devota se la apretó con más fuerza. No... no me retire usted esta mano, padre... esta mano que tantas veces me ha absuelto de mis pecados, y que ahora ¡ay! no podrá absolverme ni sacarme del abismo en que he caído...