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Sabemos que esta opinión nuestra se separa de cuanto se ha escrito hasta ahora sobre Calderón; valga, pues, sólo como una tesis, cuya demostración esperamos hacer en esta parte de nuestra obra, si bien con este propósito expondremos algunas razones en apoyo de nuestros asertos.

Los de agora no son autos, sino autillos contestó el espadero, agregando en seguida con melancólico semblante: ¡Ah cuán poco vividoras, señor hidalgo, las glorias de este mundo! Apenas vase poniendo la cereza escura y mollar como conviene, cata ahí el gusanillo.

muy bien que en los estados americanos halla eco Rosas, aun entre hombres liberales y eminentemente civilizados, sobre este delicado punto, y que para muchos es todavía un error afrentoso el haberse asociado los argentinos a los extranjeros para derrocar a un tirano.

Mis ensueños navegan por el mar infinito de la eternidad, dulcemente sometidos a la brújula que Dios me ha dado. Si estas palabras no sirven para revelarte el estado de mi espíritu, inventa las que quieras para reflejarlo, en la seguridad de que no existe en el vocabulario término alguno que alcance a reflejar mi éxtasis, el arrobamiento de este amor mío.

Este sonrió de un modo tan suficiente que tal sonrisa bastaría por si sola para reducir a ceniza cualquier argumento por poderoso que fuese.

Una de las orillas de esta ría es rocosa, accidentada; la otra es un fangal negruzco. Sobre este fangal, desde hace años, según algunos, siglos, está instalado un astillero. Antes, en él se construían fragatas y bergantines; hoy sólo se hacen lanchas y alguna goletilla de poco tonelaje. El actual dueño del astillero es Shempelar.

Afirmar significa, como hemos dicho, juntar en el entendimiento dos nociones por el verbo ser, ú otro, que puede reducirse á este. Afirmar significa tambien asegurar una cosa consintiendo en ella.

-En eso no hay duda -dijo a esta sazón Sancho-, porque desde que mi señor le ganó hasta agora no ha hecho con él más de una batalla, cuando libró a los sin ventura encadenados; y si no fuera por este baciyelmo, no lo pasara entonces muy bien, porque hubo asaz de pedradas en aquel trance.

Error de argentinos iniciar la batalla con cargas de caballería; error que ha hecho perder la República en cien combates, porque el espíritu de la pampa está allí en todos los corazones; pues si os levantáis un poco las solapas del frac con que el argentino se disfraza, hallaréis siempre el gaucho más o menos civilizado, pero siempre el gaucho. Sobre este error nacional viene un plagio europeo.

Así, pues, su amor ¿no era una ilusión, Amaury? ¿No está usted viendo mi alegría? exclamaba éste. Y usted ¿no ve mis lágrimas? replicaba ella.