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Doña Paula tampoco podía venir. Hacía tiempo que estaba delicada. Los médicos creían que su malestar y decaimiento procedían de algún trastorno en la circulación, una afección cardíaca, que podía con el tiempo ofrecer caracteres graves, aunque por entonces no los presentase. Cecilia había querido durante el viaje ayudar a su cuñado a soportar el fardo.

Y yo le digo: 'Por un niño, bien se podría dar la virtud.... ¡Ah!, no tener valor para decirle esto... ¿Pero cómo?, ¡si no hay palabra que se preste a decirlo!...». La palpitación que sentía era tan fuerte que tuvo que sentarse. Se ahogaba. En la región cardiaca, o cerca de ella, más al centro, sentía el golpe de sangre, con duro y contundente compás.

Lo que él cree reumatismo añadió Castillo es, según el médico del buque, una insuficiencia cardíaca, que empieza a complicarse con una bronquitis alarmante. ¡A saber en lo que parará! La mujer y los chicos, acostumbrados a sus enfermedades, no se fijan en él. Ella comadrea con las otras mujeres, y los muchachos juegan o aguardan con impaciencia la hora del rancho.

Creemos que este medicamento es útil en los desórdenes funcionales del corazon; en las palpitaciones llamadas nerviosas, y que quizá reconocen por causa una hiperemia y aun una hinchazon mas bien edematosa y subirritativa de la mucosa cardíaca y vascular.

Tiene un estado de excitación continua, y creo que padece una lesión cardíaca, que el embarazo y los disgustos han exacerbado. Doña Celestina se inmutó porque, aunque mujer orgullosa, tenía buenos sentimientos. ¿Usted cree que el matrimonio con ese hombre habrá contribuído...? Es posible, pero no es fácil asegurarlo. No quise tranquilizarla.

Parecíale que la casa se hundía, o que un ejército entraba en ella o que un gigante la hacía pedazos con su pesado pie. Despertose sobresaltada. El corazón le palpitaba tanto que por la mucha viveza estuvo a punto de producirse la inercia cardíaca y por consiguiente el síncope.

Al calor quemante que crecía sin cesar desde tres días atrás, agregábase ahora el sofocamiento del tiempo descompuesto. El cielo estaba blanco y no se sentía un soplo de viento. El aire faltaba, con angustia cardíaca que no permitía concluir la respiración. Míster Jones se convenció de que había traspasado su límite de resistencia.

Relimpio no podía disimular una aflicción honda que tenía su asiento en la región cardíaca. Parecía atacado de un aplanamiento general. Melchor dijo mil groserías de la ahijada de su padre, y las dos chicas, contenidas por el pudor, no dijeron nada. Y , ¡oh lector!, ¿qué dices? Yo te ruego que no sigas a esta familia por el peligroso sendero de los juicios temerarios.