United States or Guatemala ? Vote for the TOP Country of the Week !


CELIND. Algo le quiere decir. JARIFA. Salíos todos allá. BAJAM. Todo se lo quiere a solas. ZARO. No toma el ser novia mal. Vanse los tres, ZARO, BAJAMED y CELINDO. ABIND. Del mar en que voy mortal Hasta morir llegan olas. JARIFA. Ingrato, esquivo, cruel, Y el más villano del suelo, ¿Cuál hombre ha criado el cielo Que puedan fiarse dél? ¿Piensas que no entiendo más Que declaran tus suspiros?

Bautista gritaba irónicamente a cada paso: ¡Abaco el extranquero! Zalacaín pensaba en el giro que tomaría aquella guerra así iniciada y en lo que podría influir en sus amores con Catalina. Una noche de invierno marchaban tres hombres con cuatro magníficas mulas cargadas con grandes fardos. Salidos de Zaro por la tarde, se dirigían hacia los altos del monte Larrun.

Meses después, Carlos Ohando entró en San Ignacio de Loyola; el Cacho estuvo en el hospital, en donde le cortaron una pierna, y luego fué enviado a un presidio francés; y Catalina, con su hijo, marchó a Zaro a vivir al lado de la Ignacia y de Bautista. Zaro es un pueblo pequeño, muy pequeño, asentado sobre una colina.

El cadáver de Martín se llevó al interior de la posada y estuvo toda la noche rodeado de cirios. Los amigos no cabían en la casa. Acudieron a rezar el oficio de difuntos el abad de Roncesvalles y los curas de Arneguy, de Valcarlos y de Zaro. Por la mañana se verificó el entierro. El día estaba claro y alegre.

Más, mi bien, merecéis vos. ¿No es esto verdad? ABIND. ¡Ay, triste! JARIFA. Canta, amiga. ZARO. ¿Qué diré? JARIFA. ¿Qué extremo es ése? ¿Qué fué? CELIND. Di aquella que ayer dijiste. JARIFA. Cualquiera podréis decir. Mandadlos, señor, sentar. ABIND. Sentaos. JARIFA. ¡Tanto suspirar! ABIND. ¡Ay que estoy para morir! Canten.

ZOR. No me puede pesar con más estremo. Forzosa es mi partida, Abindarráez, Y el dejarte en Cartama es más forzoso, En poder del alcaide que aquí viene; Que así lo escribe el Rey y así lo manda. ABIND. ¿Que así lo manda el Rey y así lo escribe? ZOR. Que me parta a Coín con mi familia Me manda el Rey y que te deje solo Aquí en Cartama, mientras Zaro viene, Que ha de ser el alcaide de Cartama.

En el cementerio de Zaro hay una tumba de piedra, y en la misma cruz escrito con letras negras dice en vasco: AQUÍ YACE MARTÍN ZALACAÍN MUERTO A LOS 24 A

En el reloj de la torre de otro pueblo vasco, en Urruña, se lee escrita esta triste sentencia: Vulnerant omnes, ultima necat. Todas hieren, la última acaba. Mejor todavía la triste sentencia podría estar escrita en el reloj de la torre de Zaro.

Amor mío, no me olvides, Que harás la cosa más fiera Que en hombre humano cupiera, Si tu ser al suyo mides; Que no debe de ser hombre: En quien tantas gracias hay... ABIND. ¡Ay! JARIFA. ¿Qué dices, mi bien? ABIND. ¡Ay! JARIFA. Bien merece de ángel nombre. Celindo, Bajamed, Zaro, ¿No he sido yo muy dichosa En ser de tal hombre esposa?

Estas cruces bárbaras, con estrellas y corazones grabados en negro, dan un carácter sombrío y trágico a las aldeas vascas. En el vértice del cerro donde se asienta Zaro, en medio de una plazoleta, estrecha y larga, se yergue un inmenso nogal copudo, con el grueso tronco rodeado por un banco de piedra.