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Vueltos á la Asumpcion, se encargan de otra espedicion, suben el rio en las náos, y toman á Hieruquizaba, perdonando á Taberé. Volvimos á la ciudad de la Asumpcion, con ánimo de repetir el viage por el rio, buscando el pueblo de Hieruquizaba, donde vivia el cacique de los indios, Taberé.
Volvieron á nosotros como á las siete de la mañana, diciendo no habian podido divisar cosa alguna, por lo que nos volvimos para el propio campo á unirnos con nuestras caballadas. Dia 6.
Pero la historia ignora siempre las mejores cosas. Del Recibo volvimos á salir al pasillo ó galería, dejando para lo último la visita al Dormitorio, y pasamos al Comedor del más comilón de los emperadores habidos y por haber....., excepto Heliogábalo. Carlos V era más flamenco que español, sobre todo en la mesa.
A monk of another order said of it in the seventeenth century: "It is the pleasantest place of all about Mexico.... Were all deserts like it, to live in a desert were better than to live in a city." Después de este abrazo volvimos a montar a caballo, y continuamos nuestro camino en silencio, porque la emoción nos embargaba la voz.
Ni Gabriela ni yo volvimos el rostro hacia la calle. Ardían ruedas y ruedas, tronaban las marquesas, surcaban el aire vistosos cohetes, y nosotros no mirábamos nada. Gabriela prosiguió: Dígame usted.... ¿No es verdad que está usted enamorado de Linilla? No pude articular una palabra. ¿No es cierto que ustedes se aman? Respóndame, Rodolfo!
Dos horas después volvimos á la iglesia; sacaron otra vez al santo en procesión, rezóse el rosario y nos fuimos á la romería, que se desparramaba en una pradera inmediata á la iglesia. Hiciéronme ver uno por uno todos los bailes: éste porque era de guitarra, el otro porque era de pandereta, y por ser de gaita el de más allá.
Sin embargo, con la conciencia de que la maligna y venenosa influencia del aventurero Dawson había desaparecido, volvimos a la patria algo más tranquilos.
»Volvimos a nuestra existencia tranquila, a nuestros estudios, a nuestras acostumbradas conversaciones; y más felices y dichosos que antes de la tempestad, nos parecíamos a los marineros salvados milagrosamente de un naufragio.
Seguiles al Retiro, aunque a respetable distancia, porque me hubiera causado mucha vergüenza el que la mamá se enterase la chiquilla, con menos prudencia, volvía a cada instante la cabeza y me dirigía sonrisas, que me tenían en continuo sobresalto. Al fin volvimos a casa en paz.
Y ¿a qué negarlo, si era la pura verdad y yo, hasta entonces, no me había avergonzado de ella? En éstas y otras, como ya anochecía y andábamos casi a tientas entre los papelotes del despacho, volvimos al salón, precisamente al mismo tiempo que entraba en él el señor de la casa, con un quinqué encendido en la mano.
Palabra del Dia
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