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Lo razonable, pues, era retirarse con sus aventureros, volviendo todos a Goa victoriosos y opulentos como nababos. Sólo un interés personalísimo retenía a Morsamor en Benarés. La bella Urbási había cautivado su alma.

Paz oía misa con recogimiento, volviendo tranquilamente las hojas del devocionario, que a veces dejaba sobre la falda, pero sin alardes de unción religiosa: su rostro no se entristecía con compunción exagerada, ni tenía ese lento parpadear que es a los ojos lo que el estertor a la respiración.

¿Está usted loco? respondió don Pedro, fulminándole una mirada despreciativa . ¿Llamar a Juncal..., después de lo que trabajó contra en las elecciones? Máximo Juncal no atravesará más las puertas de esta casa. No replicó el capellán, pero pocos días después, volviendo de Naya, se tropezó con el médico.

Estoy seguro, sin embargo, de que las señoras preferirían estar reducidas á pedir limosna á ver al señorito donde está. Eso no admite duda, Giraud. Pero, volviendo á Sorege, ¿sus relaciones con Jacobo eran menos asiduas en los últimos tiempos?

Al fin, volviendo a encontrar su energía, se enderezó y dijo: «Pues bien, tío, vas a saberlo todo... Desde el día en que Olga rechazó mi pedido tan altiva y fríamente, no me había vuelto a encontrar con ella.

Lucía no insistió en buscar el origen del mal de Doña Blanca: se inclinó á creer que este mal era pequeño, á fin de no tener que afligirse; y volviendo la conversación hacia otros puntos, preguntó á su amiga: Clara, ¿sigues firme en tu resolución de tomar el velo? Estoy más resuelta que nunca.

El mar la estimará más si no quiere otro amigo que él mientras esté á su lado; y en dicho sitio de reposo la prodigará su tesoro de vida, de juventud. El niño crecerá como un precioso árbol y usted florecerá en la gracia, volviendo á su hogar joven, adorada. Resígnase y parte. La estación es indicada y hasta conocida. Se aprecia por el análisis químico el valor real de las aguas.

Volviendo á las señoras de las clases acomodadas, y especialmente á las aristócratas, hay que aplicar á sus costumbres externas, ó sea á sus hábitos, lo mismo que hemos dicho de su traje: son una repetición exacta de los hábitos de la alta sociedad madrileña.

¿Qué le importa a usted eso? respondió la nihilista, volviendo a hablar con una dureza que pareció fingida a Ferpierre. ¿Puede importar a usted lo que no me importa a misma? Si yo quisiera encontrar una atenuación para el acto que he cometido; si quisiera excusarme ante usted, ante la sociedad, diría que le amaba, que a ella la mató por celos.

«¿Quién duda seguía pensando , que es prudente evitar el escándalo? Yo no puedo parecerme a este y el otro y el de más allá, que viven en la anarquía, señalados de todo el mundo. Hay otra razón, y es que se me está volviendo antipática, lo mismo que la otra vez.