United States or French Polynesia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Viéndome, pues, con una fiesta revuelta, un pueblo escandalizado, los padres corridos, mi amigo descalabrado y el caballo muerto, determiné de no volver más a la escuela ni a casa de mis padres, sino de quedarme a servir a don Diego, o por decir mejor, en su compañía, y esto con gran gusto de sus padres, por el que daba mi amistad al niño.

Subí al estrado y cuando tuve mi corona en una mano, en la otra un grueso volumen, de pie junto a la escalinata, cara a cara del público que aplaudía, buscaba los ojos de la señora de Ceyssac; la primera mirada que encontré con la de mi tía, el primer rostro amigo que reconocí, precisamente debajo de , en la primera fila, fue el de Magdalena. ¿Experimentó ella también un poco de confusión viéndome en aquella actitud espantosamente desairada que trato de pintarle a usted? ¿Repercutió en ella el encogimiento que me dominaba? ¿Sufrió su amistad al verme risible o sólo adivinando que sufría? ¿Cuáles fueron, exactamente, sus sentimientos durante aquella rápida pero cáustica prueba que pareció alcanzarnos a los dos al mismo tiempo y en igual sentido?

¿Vienes a ponerme a prueba?... Con cien mil rábanos, hombre, que seas benigno dijo Navarro empezando a enfurecerse . ¡Y luego me dirá el médico que tenga paciencia, que no me sulfure, que no se me suba a la boca y a los ojos la hiel de mis entrañas!... Oye , menguado, por no darte otro nombre, ¿vienes a gozarte en mi desgracia, viéndome enfermo y sin fuerza para castigar un insulto, o vienes a espiarme por encargo de los masones?

»Hecho esto, dieron orden en que los tres compañeros nuestros se rescatasen, por facilitar la salida del baño, y porque, viéndome a rescatado, y a ellos no, pues había dinero, no se alborotasen y les persuadiese el diablo que hiciesen alguna cosa en perjuicio de Zoraida; que, puesto que el ser ellos quien eran me podía asegurar deste temor, con todo eso, no quise poner el negocio en aventura, y así, los hice rescatar por la misma orden que yo me rescaté, entregando todo el dinero al mercader, para que, con certeza y seguridad, pudiese hacer la fianza; al cual nunca descubrimos nuestro trato y secreto, por el peligro que había.

Luisa, para lucir sus lindas manos, se compuso el peinado, afirmando las horquillas con la punta de los dedos. Teresa se acomodó en el asiento dejándome ver los pies, primorosamente calzados; luego, cerró de un golpe el abanico, fingió que arreglaba las varillas, bajó los ojos, y después de un rato de silencio, repitió, viéndome de hito en hito: ¿Conque de casa, eh? Me eché a reír.

¿Crees dijo que mi madre se considerará más feliz viéndome en la cárcel? El español se encogió de hombros. No es preciso que vayas á la cárcel para seguir viviendo. Lo que pido es que te dejes conducir por y me obedezcas, sin hacerme perder tiempo.

Yo si va a decir verdad , aunque los compañeros me querían guiar a otras compañías, como no aspiraba a semejantes oficios, y el andar en ellos era por necesidad, viéndome con dineros y bien puesto, no traté más que de holgarme. Despedíme de todos; tomé mi camino para Sevilla, donde, como en tierra más ancha, quise probar ventura. Pasé el camino de Toledo a Sevilla prósperamente.

Me llevó á la estación, recogió los baúles de Juana con el talón que encontró en el saco, y tomándome un billete de primera, me puso él mismo en el tren de Boulogne. Viéndome allí en seguridad, me dijo: Vaya usted á parar al hotel del Casino y espéreme. Mañana por la noche llegaré para darle noticias. Partió el tren.

Para descargo de mi conciencia, en este punto muy escrupulosa, quise, viéndome rica y convertida en toda una señorona, no desdeñar a mis parientes, si los tenía, y hasta favorecerlos y socorrerlos si se hallaban en la abyección y en la miseria. El Padre García me sirvió en esto muy bien. Buscó con tino y diligencia a mis parientes, y no los halló sino dudosos y muy lejanos.

Yo creo que voy a morir... ¡Y no poer vengarme! ¡Irse del mundo aquel sinvergüensa, sin que yo le metiese una puñalá! ¡No poer resucitarlo pa volverle a matar!... ¡Cuántas veces se habrá burlao el ladrón, viéndome hecho un bobo, sin saber lo que ocurría!... En su tristeza de macho fuerte, lo que más le desesperaba era lo ridículo de su situación, al servir a aquel hombre.