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Pero ¿qué tiene que ver la oportunidad con un arte exquisito y profundo recién inventado, con hacer sentir con nuestras novelas oportunas a los hombres de nuestra época más hondamente que lo que con otras novelas oportunas hicieron sentir otros autores al público de los pasados siglos en que ellos vivieron? Esta es la farsa que yo no admito y de la que se deja seducir el Sr. Reyles.

Durante muchos años vivieron amantes y felices con el producto de su trabajo; pero llegó un día en que él quedó cesante, porque fue preciso emplear al sobrino del querido de la querida de un ministro, y a ella le faltó labor porque pasaron de moda los encajes.

Le dijeron con toda franqueza y cordialidad: «Seréis nuestro amigo.» ¡Era lo que él deseaba! ¡Ser su amigo! Y lo sería. Durante los diez días siguientes todo conspiró para el éxito de esta empresa. Zuzie, Bettina, el abate y Juan vivieron con la misma vida, en la más estrecha y confiada intimidad.

Dos hermanos, que ya se habían muerto, honrados comerciantes que tuvieron un almacén de tejidos en la calle de la Montera, habían provisto con cariño a sus necesidades y hasta a sus vicios mientras vivieron. A su fallecimiento le dejaron por heredero de una regular hacienda. Le llevaban bastantes años, y más que hermano fue siempre para ellos un hijo mimado.

Cebáronse los indios de tal suerte, Que no se contentaban dar flechazos, Y así dan al Ingles muy cruda muerte, Matándole con crudos macanazos. Aquel que se mostraba ser mas fuerte, En un punto le hacen mil pedazos, De veinte y cinco, dos solos vivieron, Que viéndose perdidos se rindieron.

Vivieron como recién casados, en amorosa soledad, comentando con un regocijo infantil los defectos de su aposento y los mil inconvenientes de la existencia material. Freya preparaba el desayuno en un hornillo de alcohol, defendiéndose de su amante, que se creía con mayor competencia para los trabajos culinarios. Un marino sabe algo de todo.

Es preciso advertir aquí, que no se puede dar un paso seguro en el juicio que se hace de los Autores, si no se tiene presente el caracter del siglo en que vivieron, porque es tanta la influencia que este tiene en los hombres de letras, que arrastra á sus estilos los mayores ingenios.

Pero como de nada sirve querer desfigurar la historia, el estudio de los documentos, papeles y antigüedades viene á destruir la dorada leyenda, dando á conocer con toda la realidad lo que fueron nuestros antepasados, que vivieron en todo el esplendor de la monarquía absoluta.

Pero las ruinas más bellas de México no están por allí, sino por donde vivieron los mayas, que eran gente guerrera y de mucho poder, y recibían de los pueblos del mar visitas y embajadores.

Andrés y tía Pepilla vivieron todavía mucho tiempo tranquilos y contentos. Tuve la dicha de cerrarles los ojos, y les cristiana sepultura junto a la tumba de mis padres. En cuanto a .... No me he casado, y vivo muy feliz, gozando del fruto de mi trabajo. En él encontré consuelo y fortaleza. El trabajo productivo me apartó de aquellos idealismos románticos que me causaron tantas amarguras.