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7 La verdad en el engaño, de D. Juan Vélez, D. Jerónimo Cáncer y D. Antonio Martínez. 8 También da Amor libertad, de D. Antonio Martínez. 9 Amor hace hablar los mudos, de Villaviciosa, Matos y Zavaleta. 10 La ofensa y la venganza en el retrato, de D. Juan Antonio Moxica. 11 No hay cosa como el callar, de D. Pedro Calderón.

3 Dejar un reino por otro y mártires de Madrid, de D. Jerónimo Cáncer, D. Sebastián de Villaviciosa y D. Agustín Moreto. 4 Cinco venganzas en una, de D. Juan de Ayala. 5 San Pelagio, de D. Fernando de Zárate. 6 La confesión con el demonio, de D. Francisco de la Torre. 7 La palabra vengada, de D. Fernando de Zárate. 8 El engaño de unos celos, de D. Román Montero de Espinosa.

Desde su torre se divisaba el castillo de Fuenteovejuna por una parte, por otra el de Névalo en término de Villaviciosa, el cual le ponia en comunicacion con el de Almodovar del Rio: por otra finalmente el castillo de Espiel, desde el cual se verian tambien torres de otra línea.

Protectora de esperanzas casi nunca frustradas, objeto de súplicas fervorosas de los corazones atribulados, causa de inefables é inocentes alegrías, permanece desde entonces la santa Vírgen de Villaviciosa en la capilla que lleva su nombre, sin habérsela bajado de su altar mas que para las procesiones que en torno de la catedral se celebran cuando se implora su poderosa mediacion, y en el año 1710 para la costosa y poco acertada obra de renovacion que hizo el medio racionero D. Antonio Monge Maldonado.

7 Desde Toledo á Madrid, del maestro Tirso de Molina. 8 El amor puesto en razón, de D. Sebastián de Villaviciosa. 9 San Luis Bertrán, de D. Agustín Moreto. 10 La piedad en la justicia, de D. Guillén de Castro. 11 Resucitar con el agua, de D. José Ruiz, D. Jacinto Hurtado de Mendoza y Pedro Francisco Lanini Valencia. 12 Todo cabe en lo posible, de D. Fernando de Ávila.

Dicen si el mimbar ó capilla de Villaviciosa sirvió en los primeros tiempos de sala de consejos y despues de sacristía; pero nada tuvo que sufrir tampoco ni de la mano de los concejales ni de los del cabildo. Tardó siglos en sufrir mutilaciones este singularísimo edificio; mas ¡ay! ¡fueron bien crueles los que ya por primera vez hizo en él la escuadra y el compás de los cristianos!

11 La silla de San Pedro, de D. Antonio Martínez. 12 La más constante mujer, burlesca, de Juan Maldonado, Diego La Dueña y Jerónimo de Cifuentes. 1 La dama corregidor, de D. Sebastián Villaviciosa y D. Juan de Zavaleta. 2 La Estrella de Monserrate, de D. Cristóbal de Morales. 3 Amor y obligación, de D. Agustín Moreto. 4 Vengado antes que ofendido, de D. Jerónimo de Cifuentes.

8 El soldado más herido, y vivo después de muerto, de D. Pedro de Estenoz y Lodosa. 9 El maestro de Alejandro, de D. Fernando de Zárate. 10 San Pedro de Arbués, de D. Fernando de la Torre. 11 Sólo el piadoso es mi hijo, de D. Juan de Matos, D. Sebastián de Villaviciosa y D. Francisco Avellaneda. 12 La Rosa de Alejandría, la más nueva, de D. Pedro Rosete.

Fueron años de grandes calamidades para toda España y particularmente para Córdoba, de manera que no cesaron en la catedral, lo mismo que en las otras iglesias, las rogativas, las procesiones, las deprecaciones, las fiestas á Nuestra Señora de Villaviciosa, al Santísimo, á las santas reliquias de los mártires, etc.

Agrégase á estas razones la circunstancia notabilísima de distinguirse dos épocas distintas en la fábrica de la capilla de Villaviciosa y su sacristía, pues siendo la rica ornamentacion de esta última pieza propia del estilo árabe de transicion practicado desde principios del siglo XI, la fachada esterior de la que es hoy capilla presenta la misma arquería, el mismo gusto, los mismos ornatos que la fachada del vestíbulo del Mihrab, que se hizo en tiempo de Al-hakem: indicio poderoso de que antes de Almanzor existia ese otro recinto coronado de cúpulas frontero á las tres capillas del Mihrab.