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Si el estudiante se presentase á ella, jurándola amor y fidelidad, Pisa, Paris, Francia, Italia, el universo entero, desapareceria ante los ojos de esa desdichada. Pero, en fin, como dijo uno de nuestros antiguos trovadores: El dolor hay que sufrir, Pues plugo á Dios decretar Que cause pena llorar Para que agrade reir. Para mañana tenemos un plan nuevo. =Dia vigésimo primero=. Noticias de España.

Llegamos al Banco, atravesamos unos pasillos, penetramos en el salon donde se paga ... ¡Santísimo Sacramento! ¡Esto no es un Banco; esto es un mar de oro. Pero perdóname, lector: me es imposible terminar hoy la larga reseña de este día. Encomendándome á tu indulgencia, te envio á mañana. Día vigésimo segundo Banco de Francia. Consideraciones. Comida, Ocurrencia graciosa de un menestral.

Y toda esa revolución continuó Maltrana la han hecho y la siguen haciendo los apóstoles misteriosos de mi dios; esos magos que se ocultan en un despacho austero de la City de Londres, en un piso vigésimo de Nueva York o en cualquier avenida elegante de París o Berlín. ¡El dinero! exclamó Ojeda con despectiva expresión . El dinero no es más que un medio, y ha existido siempre.

Afortunadamente no es así; entre aparentes contradicciones, Dios triunfa siempre; entre huracanes y nublados, el sol siempre brilla. Mi mujer me esperaba con impaciencia; almorzamos en el restaurant de la calle del Banco, y empleé la tarde en escribir para La América, el primer artículo sobre la Europa. De este modo dió fin el dia vigésimo. =Dia vigésimo=. Historias. ¡Pobre Luisa!

Con la publicación del volumen vigésimo , interrumpió Lope la impresión de sus comedias, sin saberse positivamente la causa.

Don Baltasar de la Cueva, conde de Castellar y de Villa-Alonso, marqués de Malagón, señor de las villas de Viso, Paracuellos, Fuente el Fresno, Porcuna y Benarfases, natural de Madrid, hijo segundo del duque de Alburquerque, caballero de Santiago, alguacil mayor perpetuo de la ciudad de Toro, alfaqueque de Castilla y vigésimo virrey del Perú, entró en Lima el 15 de agosto de 1674, ostentando dice un historiador en acémilas lujosamente ataviadas la opulencia que solían sacar otros virreyes.

En agosto de 1690 hizo su entrada en Lima el excelentísimo señor don Melchor Portocarrero Lazo de la Vega, conde de la Monclova, comendador de Zarza en la Orden de Alcántara y vigésimo tercio virrey del Perú por su majestad don Carlos II. Además de su hija doña Josefa, y de su familia y servidumbre, acompañábanlo desde México, de cuyo gobierno fué trasladado a estos reinos, algunos soldados españoles.

Señores, dijo solemnemente el obrero que tenia la palabra, lo que más se pega en este mundo es el dinero. Una carcajada espontánea y unánime, una general aclamacion de risas y de bravos, contestó á la ocurrencia del menestral. En efecto, es un chiste verdaderamente ingenioso, salado, de buena ley. =Dia vigésimo tercero al trigésimo=. Versos. Asesinato de la calle del Duque de Alba.

Así lo sintieron Mazzini y Berta, y cuando el hijo llegó, a los catorce meses de matrimonio, creyeron cumplida su felicidad. La criatura creció, bella y radiante, hasta que tuvo año y medio. Pero en el vigésimo mes sacudiéronlo una noche convulsiones terribles, y a la mañana siguiente no conocía más a sus padres.

Poco después de mediodía, cuando ella fumaba su vigésimo cigarrillo, llamaron á la puerta. Transcurrió algún tiempo y volvieron á repetirse los golpes. Elena adivinó que, por estar ausente Sebastiana, las dos chinitas habían abandonado la casa después de servir la comida, vagando por el pueblo en busca de noticias. Fué á abrir ella misma y se sorprendió reconociendo al visitante. Era Moreno.