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Allí estaba solo, tranquilo, hacía todo él mismo; siempre por las calles y caminos, bajo el sol y la lluvia, el viento y la nieve. Su cuerpo se había endurecido al cansancio, pero su alma permanecía tierna y cariñosa. Vivía en su presbiterio, una gran casa de campo, separada de la iglesia sólo por el cementerio.

El número de buques aumentaba considerablemente. Muchos permanecían inmóviles. Los veleros cabeceaban con los trapos caídos a lo largo de los mástiles, en espera de las irregulares palpitaciones del viento. Cuando éste llegaba, movía como un escalofrío las blancas superficies de las arboladuras. Otros, anclados y con los palos desnudos, aguardaban no se sabía qué.

Y como las cerezas, salían enganchados por el parentesco casi todos los vetustenses. Esta conversación terminaba siempre con una frase: Si se va a mirar, aquí todos somos algo parientes. La meteorología tampoco faltaba nunca en los tópicos de las conferencias. El viento que soplaba tenía siempre muy preocupados a los socios beneméritos.

Lo que dijo al rey: " Señor, estos mis compañeros y yo, habiendo tenido noticia destos juegos, venimos a servirte y hallarnos en ellos, y no de lejas tierras, sino desde una nave que dejamos en la isla Scinta, que no está lejos de aquí; y como el viento no hizo a nuestro propósito para encaminar aquí la nave, nos aprovechamos de esta barca y de los remos y de la fuerza de nuestros brazos.

Las nubes gustan de amontonarse alrededor de las rocas que se alzan al descubierto: á unas las atrae hacia la roca una electricidad contraria á la suya; otras, impulsadas en el espacio por el viento, van á chocar contra la pendiente del monte, barrera enorme colocada como para impedirles el paso; otras, invisibles en el aire tibio, aparecen al contacto de la piedra fría ó de la nieve.

Algo iba pescando la infeliz, y hubiera cogido algo más, si no se pareciese por allí un maldito guindilla que la conminó con llevarla a los sótanos de la prevención de la Latina, si no se largaba con viento fresco.

11 di a los pañetadores con lodo suelto, que caerá; vendrá lluvia inundante, y daré piedras de granizo que la hagan caer, y viento tempestuoso la romperá. 12 Y he aquí, cuando la pared haya caído, no os dirán: ¿Dónde está la embarradura con que pañetasteis?

Llevé mis baúles a la barca, me tendí, apoyado en un rollo de cuerdas, y esperé impaciente la salida. Tenía esperanzas de que hubiera viento, porque la espuma del mar resplandecía mucho en la obscuridad. Antes de amanecer nos pusimos en franquía. No había brisa aún, el mar estaba tranquilo, las estrellas brillaban con un gran fulgor.

Unánime y conforme es la sentencia De todos, que no se entre al Riachuelo: Que bien se tiene cierta y firme ciencia, Que todo ha de acabar con crudo duelo. Esto nos enseñò ya la experiencia, Pos se determina, que de vuelo A los Timbús se vaya: con contento, De aquì tendimos vela presto al viento.

Lo demás es polvo que el viento disipa. Elena al Padre Jalavieux. Estoy asistiendo a una bonita novela que espero terminará por una boda entre Luciana Grevillois y el señor Lautrec. Es visible lo que se gustan mutuamente y no me ocurre qué podría impedirles casarse. Luciana no tiene fortuna, pero creo que él tiene bastante para dos.