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Hecha la decisión, se llamó á un guía, y este, que era un viejo tulisan de los más conocedores del bosque, oyó con toda la imperturbable indiferencia india nuestros deseos, contestando con un sacramental y lacónico yo cuidado. El yo cuidado, en el lenguaje filipino, es la síntesis de la filosofía, es el extracto del refinamiento del yo y el no yo de Hegel y Krausse aplicado á la India.

La reserva, la intolerancia y la censura se refieren á la opinion extraña: el egoismo asienta su pié sobre el instinto de la conservacion, es como una gota que cae del manantial de la vida. El viejo observa que la vida se va, y cuanto más léjos la ve, con más ánsia la quiere seguir.

Si llegaran á saber estos manejos Alcalá Galiano y Flórez Estrada ... le digo á usted que me voy á reír de gusto. Esas son las cabezas de adormidera que es preciso cortar exclamó el viejo, guiñando el ojo y haciendo con la mano derecha, movida horizontalmente, la señal de quien corta alguna cosa. Pues fuera una lástima, porque son buenos chicos.

Ha sido elegantón y se empeña en serlo todavía... porque te advierto que es más viejo que un palmar... Buena persona, caballero de principios, y que sabe tratar con damas, de estos que no se estilan ya, pues ahora todo es grosería y mala educación. Viene a ser Ponte cuñado de unas primas de mi esposo, porque su hermana casó con... en fin, ya no me acuerdo del parentesco.

Bueno, salude usted afectuosamente a mi tío, y dígale que tengo que hablar primero con mis padres él sabe de qué se trata y que inmediatamente después iré a verlo. La anciana murmuró algo, pero las palabras se ahogaron en su garganta. El carruaje continuó su camino hacia la casa del viejo Hellinger, situada bajo la sombra de viejos y soberbios tilos, como bajo un dosel.

Indigentemente cuidado por manos mercenarias, más envejecido que viejo, se moría Cervantes. Buen cristiano, despedíase del mundo con la conciencia limpia, después de recibir los últimos auxilios de la religión. Y, aunque sólo agonizante, por muerto habíanle dejado en la sórdida guardilla. No estaba todavía muerto, no, si es que él podría morir alguna vez.

Pero he aquí que un fresco aire de fuera ha venido a renovar el ambiente de este viejo café de la Luna, donde yo pasaba mis tardes gozando del placer de no hacer nada, placer digno de un Papa, y trazando a las veces raro suceso sobre la cuartilla, mis tristes o apacibles devaneos sentimentales. ¡El lugar era tan solitario y tan evocador!

Con este arreo nadie dudaría que aquellos hombres estaban destinados a arrancar a la Naturaleza sus secretos. Pero D. Pantaleón llevaba gran ventaja en este punto a su compañero. Ningún sabio moderno estuvo dotado de figura más grave, majestuosa y verdaderamente científica. Era necesario remontarse con la fantasía a Solón o a Anacharsis el Viejo para representarse algo tan profundo y reflexivo.

Acaba con tus monerías, viejo cuervo dijo Kernok cuando hubo acabado de reír , y llévame a tu nido. Señor, no entiendo respondió temblando el desgraciado capitán. ¡Ah! es verdad dijo Kernok ; no entiendes el francés. Y como Kernok poseía de todas las lenguas vivientes justamente aquello que se relacionaba y era necesario a su profesión, repuso socarronamente: El dinero, compadre.

No lo veo así enteramente, Elena. ¿Qué edad cree usted que tengo? No ... Y añadió vacilando: ¿Es muy viejo mi padre? Tiene sesenta y dos años... ¡Oh! ¡Tanto como eso! Y yo tengo veintinueve. ¡Ah! Confiese usted que me encuentra muy viejo. No, muy joven.