United States or Georgia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Catalina, sacudiendo altivamente la cabeza, echose sobre el hombro su abundosa cabellera de azabache, dejó caer una punta del cubrecama a manera de túnica vestal, y avanzó hacia Carolina a trágicas y exageradas zancadas.

Con una lenta ondulación de raso, después de largo y febricente asedio, veo tu sombra deslizarse en medio de una esfumada claridad de ocaso. El leve aroma de tu carne acaso sea el que impregna de tu parque el predio; como la rosa que al morir de tedio deja su esencia en el marfil del vaso. El sol que copia tu mirada ambigua, sobre tu negra cabellera undosa, irisa el tul de la vestal antigua.

¡Ella! ¡Un protector!... Es demasiado tonta para eso, y no lo encontrará nunca. Estas conversaciones efectuábanse durante los coros de la Vestal. Judit no había perdido una palabra; pero no se atrevía a pedir a nadie la explicación de lo que era todavía un enigma para ella.

Luego, la Grecia inimitable, y en ella, el inimitable Fidias. Abajo, los soberanos trozos del Parthenón; arriba, las aéreas figurinas de terracotta encontradas en Tanagra. No tienen más que diez o doce centímetros de altura; pero ¡qué perfección, qué delicadeza exquisita! ¡Cómo, bajo aquellos velos que las cubren como mantos de vestal, se ve, se siente el movimiento armónico del cuerpo!

Ello parecerá increíble, pero llegamos, quedándome yo, sin embargo, en la duda de si habría andado el coche hacia la casa, o la casa hacia el coche; subimos la escalera, verdadera imagen de la primera confusión de los elementos; un Edipo sacando el reloj y viendo la hora que era; una Vestal, atándose una liga elástica, y dejando a su criado los chanclos y el capote escocés para la salida; un romano coetáneo de Catón, dando órdenes a su cochero para encontrar su landó dos horas después; un indio no conquistado todavía por Colón, con su papeleta impresa en la mano y bajando de un birlocho; un Oscar, acabando de fumar un cigarrillo de papel para entrar en el baile; un moro, santiguándose asombrado al ver el gentío; cien dominós, en fin, subiendo todos los escalones sin que se sospechara que hubiese dentro quien los moviese, y tapándose todos las caras, sin saber los más para qué, y muchos sin ser conocidos de nadie.

Consigna nuestro crítico que desde la llegada á Inglaterra usó Pérez para cerrar las cartas un anillo romano, en cuya piedra estaba labrada una virgen vestal con la lámpara encendida sobre la cabeza, y la inscripción DUM CASTE, LUCEAM, queriendo manifestar de alegórico modo, que sólo la reserva, la humildad y la modestia podrían libertar de naufragio á los que, peregrinos como él, vagaban por tierras extrañas . La declaración es de Pérez mismo , y tan incierta como las más que hacía.

Y la emperifollada madre de un alumno, cuya paternidad era dudosa, se paraba a menudo frente al templo de esta astuta vestal, contenta con adorar a la sacerdotisa desde lejos y sin atreverse a profanar su sagrado recinto.

Seguían muchas páginas referentes a un período de indecisión, reflexiones escritas sin la sospecha siquiera de que otros ojos que los suyos pudieran leerlas nunca; el alma de Laura asomaba por ellas con toda su gracia interior, como una vestal que descubriera sus hechizos a la luna. Adriana las leía con encanto, sus ojos y sus labios sonreían. Pero pronto le volvió la inquietud.

Una mañana, Felicita entró en la zapatería de Apolonio, cosa acostumbrada; pero aquel día, la solterona llevaba desencajado el rostro, con expresión que pretendía ser colérica, y, sin embargo, dejaba recelar un placer oscuro. «¿Qué tripa se le habrá roto a esta vieja vestalpensó Apolonio.

De buena gana Apolonio hubiera dado unos cuantos azotes a la vieja vestal, que así venía a turbarle y ponerle ante mismo en ridículo, obligándole a descomponer la majestad de la figura; corriendo azariento a entornar la puerta, porque los transeuntes no se percatasen del lance; trayendo un vaso de agua a través de las frívolas oficialas, que sonreían al verle en guisa de camarero: salpicando el rostro de la desmayada e intentando desabrocharle el corsé.