United States or Azerbaijan ? Vote for the TOP Country of the Week !


Decid más bien cuánto os debo yo, señor pintor. ¡Este que es un pájaro y no un muñeco; venid aquí, vosotros, y contemplad esta bella enseña! ¡Calla, y tiene los ojos de color de fuego! exclamó la criada. Y unas garras y un pico que dan miedo, dijo Tristán. Miren el niño, y qué callado lo tenía, comentó el arquero. Es ese un gran pájaro y una bonita enseña para vos, patrona.

Venid, arquero; ya podéis despediros de vuestro cobertor, y por lo menos de un par de huesos que voy á romperos contra el suelo. Eres todo un hombre, cabeza roja, exclamó el arquero con gran risa, poniendo á un lado su jarro y apretando el ancho cinto de cuero. Esperad, un momento, dijo un montero.

Venid todos a él los que ansiéis suspirar besuqueando una flor, los que, en vez de llorar, tengáis hambre de amor al sonrís, al fulgor, al olor, a la miel de una bella emoción. ¡El jardín está en flor! Entrad todos, entrad.

Don Juan, la reina es mi hermana dijo profundamente doña Clara : ella en su alta posición y yo en la mía, al conoceros... oíd desde el principio, don Juan. Yo tenía una madre buena, amante, hermosa... venid... vais á conocer á mi madre. Doña Clara se levantó, tomó una bujía y precedió al joven. Pasaron por un aposento de vestir, y entraron en un dormitorio.

Venid, vereis que en los amados cuellos De tiernos hijos y muger querida, Teogenes afila y prueba en ellos De su espada el cruel corte homicida, Y como ya despues de muertos ellos Estima en poco la cansada vida, Buscando de morir un modo estraño Que causó con el suyo mas de un daño.

Y luego dijo: ¿Dónde estáis, señora? Aquí, mi señor; venid, adelantad, tomad mi mano; yo os guiaré.

Descúbreme, pues, ahora, cómo podrás ser atado. El entonces le dijo: Si tejieres siete guedejas de mi cabeza con la tela. Mas despertando él de su sueño, arrancó la estaca del telar con la tela. 18 Y viendo Dalila que él le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los príncipes de los filisteos, diciendo: Venid esta vez, porque él me ha descubierto todo su corazón.

Ea, pues, manos a la obra: venid a mi memoria, cosas de Amadís, y enseñadme por dónde tengo de comenzar a imitaros. Mas ya que lo más que él hizo fue rezar y encomendarse a Dios; pero, ¿qué haré de rosario, que no le tengo?

Buscando estaba Roger el vado cuando vió venir por el lado opuesto á una pobre mujer cargada de años y achaques, que por dos veces trató inútilmente de poner el pie sobre una ancha piedra plana colocada en medio del arroyo. Roger la vió sentarse desalentada en el ribazo y cruzando el vado se le acercó y le ofreció ayudarla. Venid, buena mujer; el paso no es tan difícil como parece.

En el mismo momento, Mauricio y Herminia, un poco inquietos al ver lo que duraba la conferencia, abrieron la puerta del salón. El espectáculo que se ofreció á sus ojos era de tal modo sorprendente, que permanecieron inmóviles: la señorita Guichard y Roussel se abrazaban, y no para ahogarse, porque ambos reían con algo de enternecimiento. Venid, hijos míos, dijo Roussel.